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sábado, 4 de mayo de 2024
miércoles, 25 de julio de 2018
jueves, 26 de abril de 2018
jueves, 4 de febrero de 2016
Pregunta (P): La música y la literatura son artes destinadas a encontrarse y así lo muestras en tu primera obra Devuélveme mi noche rota, ¿qué nos pretendes comunicar con ella, y cómo es que surge la idea?
La idea surge en una conversación con un amigo. Mi amigo me contó que se le había ocurrido montar una pequeña editorial dedicada a publicar textos relacionados con la cultura popular. Como sabía que a mí me gustaba escribir, me ofreció escribir algo. Pensé en ese momento escribir mi propia versión de un libro de Nick Hornby que acababa de leer, titulado 31 canciones, en el que cuenta la influencia que para él han tenido una serie de canciones populares. Luego, mi amigo no montó la editorial y olvidé la idea. Sin embargo, algo más tarde, mi hijo enfermó y tuvo que estar convaleciente en casa durante un mes, sin ir al colegio. Pedí un permiso en el trabajo para cuidar de él.
Como estaba muy débil, dormía mucho y yo tenía mucho tiempo libre durante el que no podía hacer mucho más que leer y escribir. Decidí entonces llevar a término la idea de escribir sobre música; al estilo de Hornby, mezclando música y biografía. De algún modo, se trata de un tema sobre el que yo me he considerado siempre especialmente sensible. Todavía me pasa que al escuchar de súbito determinadas canciones me dejo envolver por la nostalgia; como si la música pudiese hacerme recuperar el pasado de una manera muy vívida. Supongo que es algo que le pasa a todo el mundo; aunque, recientemente, he hablado con gente que nunca ha tenido ese tipo de sensaciones. A mí me sucede con mucha intensidad y me produce a veces un sentimiento de pérdida terrible. El libro parte de la idea de recuperar esta clase de sentimiento a través de la música.
(P): Tomas prestada para el título la letra de una canción de Leonard Cohen, ¿por qué esta y no otra?
El título original era Los discos; pero no gustó en la editorial, así que me pidieron cambiarlo. Escogí un fragmento de The future de Cohen porque creo que explica muy bien eso que acabo de decir. Al fin y al cabo, la intención del libro es recuperar lo irrecuperable, el pasado, lo vivido, las personas con las que uno de algún modo se ha relacionado. El pasado siempre se guarda en la memoria lleno de errores; se puede decir que es un objeto quebrado, roto.
(P): ¿Se puede contar toda la vida y los momentos vividos a través de retazos musicales?
Ahora, en estos momentos de mi vida, escucho poca música. Tengo poco tiempo libre para hacerlo. Y, como es evidente, descubro muy poca música nueva. Sin embargo, siempre que puedo me pongo música; mientras conduzco solo, generalmente, cuando no molesta a nadie. No creo que se pueda contar mi vida actual a través de la música. Sin embargo, la juventud sí que está ligada de una manera muy directa con determinadas músicas. La música escuchada y vivida en esa época creo que es la más importante; la que más nos marca, como es evidente, a nivel generacional, pero también a nivel personal. Se queda incrustada en nuestras entrañas y nos define, de algún modo.
(P): “Busco discos como podría buscar sabores, u olores. Los discos con ruidos que existen en el pasado. Ecos extintos, finados. Tengo cientos de cedés. Rebusco entre ellos”. ¿Qué buscas exactamente en esas letras de canciones?
En el libro me empeño, no sé muy bien por qué, en hablar del proceso mismo de escribirlo. De una manera un poco teatral, supongo. Esa cita pertenece a esa clase de momentos que el libro contiene, en los que parodio un poco la escritura misma, las pretensiones del libro. Como ya he dicho, con cada capítulo, con cada disco, lo que busco es provocar la memoria, recuperar lo perdido, lo ya olvidado, lo que permanece quebrado, roto, en algún rincón de la memoria.
(P): Una característica que destaca en tu libro es que se rompe la continuidad, ¿has divagado tanto como nos dices o realmente has seleccionado los hechos muy bien antes de plasmarlos?
La memoria misma es discontinua; así que es natural que la sucesión de capítulos represente esta misma discontinuidad. No tendría sentido que la narración siguiese una linealidad. Al escribirlo, no me planteé ninguna estructura. Fui destripando la memoria según iba surgiendo. Ha habido gente que se ha quejado en ese sentido: los últimos capítulos reflejan, supongo, alguna clase de cansancio. Yo lo prefiero así. Como planteamiento, más allá de la perfección formal, prefiero la idea de llegar al final totalmente exhausto.
(P): ¿Qué está suponiendo para ti el haber publicado con una editorial digital como Sinerrata?
Para mí es un honor que alguien como Amalia, la editora de Sinerrata, se haya tomado la molestia de corregir y publicar mi manuscrito. Recuerdo el proceso de corregirlo como un trabajo bastante arduo, muy meticuloso. El formato me da un poco igual; aunque mis libros favoritos los prefiero tener en papel. Algo que Sinerrata posibilita gracias a la forma de impresión “bajo demanda”.
(P): ¿Cuál es la banda sonora que puede resumir tu vida?
Mi vida es demasiado vulgar como para resumirse de ese modo. Está poblada de canciones, como es evidente, como la vida de todo el mundo. Pero las canciones no hablan de mi vida sino de un modo indirecto. Como he dicho antes, la música que nos marca se aloja en las entrañas; nos hace ser de una manera determinada, nos define. Pero los acontecimientos de la vida son otra cosa, tienen otra clase de mecanismos. La música sobrevuela nuestra vida, por decirlo de alguna manera, pero no la condiciona de una manera directa. Algunas de las canciones que conforman la banda sonora de mi vida están en los discos de los que habla mi libro, como es evidente; aunque, pasado el tiempo, tal vez, incluiría otras y desecharía algunas. En cualquier caso, en estos momentos, eludiría escribir un libro como éste, con un carácter tan, digamos, confesional.
(P): ¿Crees que la música y la literatura tienen un poder curativo?
Creo en la literatura para reorganizar la vida de la gente, más que para “curar” nada. Y creo en la música para alimentar el espíritu, aunque suene a tópico.
(P): La ilusión de cuando tenías 15 años no es lo mismo que la de ahora, ¿cómo percibes el paso del tiempo y de la música por tu vida?
Con una terrible sensación de futilidad y de vacío.
(P): ¿Nos podrías dar una definición de qué es para ti la buena música y la literatura?
La buena música en ocasiones nos eleva y nos distancia del mundo, nos permite ver las cosas con mayor claridad; otras veces nos apega a las cosas, a la realidad de la vida y de la gente. La buena música es una buena compañía; nos reconcilia con lo que somos. La buena literatura es otra cosa: tiene un carácter más orgánico. La buena literatura es como un torrente de ideas.
(P): A día de hoy nos comentan demasiadas veces que el mundo está complicado para los que creemos aún en el poder de la literatura, ¿eres positivo con respecto a este tema?
Yo soy pesimista en este aspecto. La literatura ya no es una forma de arte preeminente; no volverá a serlo nunca. El mundo actual supongo que ofrece otros muchos estímulos mucho más, digamos, ruidosos o, si lo prefieres, visibles. La literatura tenderá a replegarse cada vez más; a sobrevivir de un modo, digamos, secreto. O a sucumbir definitivamente. De cualquier modo, creo que la gente joven tiende, cada vez más, a aburrirse leyendo. Y a leer, si se lee, cosas que poco tienen que ver con lo que entendemos tradicionalmente por literatura.
(P): Recientemente nos acaba de dejar David Bowie, uno de los grandes de la música y que deja un gran vacío, ¿sientes nostalgia por esos músicos inmortales de los años 80?
Prefiero al Bowie de los 70 al de los 80, sinceramente. De cualquier modo, no se trata de mi cantante favorito. Nunca me han gustado las cosas de diseño. Y supongo que Bowie era un rockero de diseño. Hasta su propia muerte parece que haya sido un acto premeditado. No siento especial nostalgia por aquellos músicos gloriosos. Aunque supongo que lo sentiré mucho cuando la palmen Dylan, Neil Young o el propio Leonard Cohen (que ya están, los pobres, muy viejecitos). Seguiré escuchando sus discos, supongo, por muchos años. Por algo te has referido a ellos como “inmortales”.
http://lecturafilia.com/2016/01/30/jose-morand-la-literatura-tendera-a-replegarse-cada-vez-mas-a-sobrevivir-de-un-modo-secreto/
La idea surge en una conversación con un amigo. Mi amigo me contó que se le había ocurrido montar una pequeña editorial dedicada a publicar textos relacionados con la cultura popular. Como sabía que a mí me gustaba escribir, me ofreció escribir algo. Pensé en ese momento escribir mi propia versión de un libro de Nick Hornby que acababa de leer, titulado 31 canciones, en el que cuenta la influencia que para él han tenido una serie de canciones populares. Luego, mi amigo no montó la editorial y olvidé la idea. Sin embargo, algo más tarde, mi hijo enfermó y tuvo que estar convaleciente en casa durante un mes, sin ir al colegio. Pedí un permiso en el trabajo para cuidar de él.
Como estaba muy débil, dormía mucho y yo tenía mucho tiempo libre durante el que no podía hacer mucho más que leer y escribir. Decidí entonces llevar a término la idea de escribir sobre música; al estilo de Hornby, mezclando música y biografía. De algún modo, se trata de un tema sobre el que yo me he considerado siempre especialmente sensible. Todavía me pasa que al escuchar de súbito determinadas canciones me dejo envolver por la nostalgia; como si la música pudiese hacerme recuperar el pasado de una manera muy vívida. Supongo que es algo que le pasa a todo el mundo; aunque, recientemente, he hablado con gente que nunca ha tenido ese tipo de sensaciones. A mí me sucede con mucha intensidad y me produce a veces un sentimiento de pérdida terrible. El libro parte de la idea de recuperar esta clase de sentimiento a través de la música.
(P): Tomas prestada para el título la letra de una canción de Leonard Cohen, ¿por qué esta y no otra?
El título original era Los discos; pero no gustó en la editorial, así que me pidieron cambiarlo. Escogí un fragmento de The future de Cohen porque creo que explica muy bien eso que acabo de decir. Al fin y al cabo, la intención del libro es recuperar lo irrecuperable, el pasado, lo vivido, las personas con las que uno de algún modo se ha relacionado. El pasado siempre se guarda en la memoria lleno de errores; se puede decir que es un objeto quebrado, roto.
(P): ¿Se puede contar toda la vida y los momentos vividos a través de retazos musicales?
Ahora, en estos momentos de mi vida, escucho poca música. Tengo poco tiempo libre para hacerlo. Y, como es evidente, descubro muy poca música nueva. Sin embargo, siempre que puedo me pongo música; mientras conduzco solo, generalmente, cuando no molesta a nadie. No creo que se pueda contar mi vida actual a través de la música. Sin embargo, la juventud sí que está ligada de una manera muy directa con determinadas músicas. La música escuchada y vivida en esa época creo que es la más importante; la que más nos marca, como es evidente, a nivel generacional, pero también a nivel personal. Se queda incrustada en nuestras entrañas y nos define, de algún modo.
(P): “Busco discos como podría buscar sabores, u olores. Los discos con ruidos que existen en el pasado. Ecos extintos, finados. Tengo cientos de cedés. Rebusco entre ellos”. ¿Qué buscas exactamente en esas letras de canciones?
En el libro me empeño, no sé muy bien por qué, en hablar del proceso mismo de escribirlo. De una manera un poco teatral, supongo. Esa cita pertenece a esa clase de momentos que el libro contiene, en los que parodio un poco la escritura misma, las pretensiones del libro. Como ya he dicho, con cada capítulo, con cada disco, lo que busco es provocar la memoria, recuperar lo perdido, lo ya olvidado, lo que permanece quebrado, roto, en algún rincón de la memoria.
(P): Una característica que destaca en tu libro es que se rompe la continuidad, ¿has divagado tanto como nos dices o realmente has seleccionado los hechos muy bien antes de plasmarlos?
La memoria misma es discontinua; así que es natural que la sucesión de capítulos represente esta misma discontinuidad. No tendría sentido que la narración siguiese una linealidad. Al escribirlo, no me planteé ninguna estructura. Fui destripando la memoria según iba surgiendo. Ha habido gente que se ha quejado en ese sentido: los últimos capítulos reflejan, supongo, alguna clase de cansancio. Yo lo prefiero así. Como planteamiento, más allá de la perfección formal, prefiero la idea de llegar al final totalmente exhausto.
(P): ¿Qué está suponiendo para ti el haber publicado con una editorial digital como Sinerrata?
Para mí es un honor que alguien como Amalia, la editora de Sinerrata, se haya tomado la molestia de corregir y publicar mi manuscrito. Recuerdo el proceso de corregirlo como un trabajo bastante arduo, muy meticuloso. El formato me da un poco igual; aunque mis libros favoritos los prefiero tener en papel. Algo que Sinerrata posibilita gracias a la forma de impresión “bajo demanda”.
(P): ¿Cuál es la banda sonora que puede resumir tu vida?
Mi vida es demasiado vulgar como para resumirse de ese modo. Está poblada de canciones, como es evidente, como la vida de todo el mundo. Pero las canciones no hablan de mi vida sino de un modo indirecto. Como he dicho antes, la música que nos marca se aloja en las entrañas; nos hace ser de una manera determinada, nos define. Pero los acontecimientos de la vida son otra cosa, tienen otra clase de mecanismos. La música sobrevuela nuestra vida, por decirlo de alguna manera, pero no la condiciona de una manera directa. Algunas de las canciones que conforman la banda sonora de mi vida están en los discos de los que habla mi libro, como es evidente; aunque, pasado el tiempo, tal vez, incluiría otras y desecharía algunas. En cualquier caso, en estos momentos, eludiría escribir un libro como éste, con un carácter tan, digamos, confesional.
(P): ¿Crees que la música y la literatura tienen un poder curativo?
Creo en la literatura para reorganizar la vida de la gente, más que para “curar” nada. Y creo en la música para alimentar el espíritu, aunque suene a tópico.
(P): La ilusión de cuando tenías 15 años no es lo mismo que la de ahora, ¿cómo percibes el paso del tiempo y de la música por tu vida?
Con una terrible sensación de futilidad y de vacío.
(P): ¿Nos podrías dar una definición de qué es para ti la buena música y la literatura?
La buena música en ocasiones nos eleva y nos distancia del mundo, nos permite ver las cosas con mayor claridad; otras veces nos apega a las cosas, a la realidad de la vida y de la gente. La buena música es una buena compañía; nos reconcilia con lo que somos. La buena literatura es otra cosa: tiene un carácter más orgánico. La buena literatura es como un torrente de ideas.
(P): A día de hoy nos comentan demasiadas veces que el mundo está complicado para los que creemos aún en el poder de la literatura, ¿eres positivo con respecto a este tema?
Yo soy pesimista en este aspecto. La literatura ya no es una forma de arte preeminente; no volverá a serlo nunca. El mundo actual supongo que ofrece otros muchos estímulos mucho más, digamos, ruidosos o, si lo prefieres, visibles. La literatura tenderá a replegarse cada vez más; a sobrevivir de un modo, digamos, secreto. O a sucumbir definitivamente. De cualquier modo, creo que la gente joven tiende, cada vez más, a aburrirse leyendo. Y a leer, si se lee, cosas que poco tienen que ver con lo que entendemos tradicionalmente por literatura.
(P): Recientemente nos acaba de dejar David Bowie, uno de los grandes de la música y que deja un gran vacío, ¿sientes nostalgia por esos músicos inmortales de los años 80?
Prefiero al Bowie de los 70 al de los 80, sinceramente. De cualquier modo, no se trata de mi cantante favorito. Nunca me han gustado las cosas de diseño. Y supongo que Bowie era un rockero de diseño. Hasta su propia muerte parece que haya sido un acto premeditado. No siento especial nostalgia por aquellos músicos gloriosos. Aunque supongo que lo sentiré mucho cuando la palmen Dylan, Neil Young o el propio Leonard Cohen (que ya están, los pobres, muy viejecitos). Seguiré escuchando sus discos, supongo, por muchos años. Por algo te has referido a ellos como “inmortales”.
http://lecturafilia.com/2016/01/30/jose-morand-la-literatura-tendera-a-replegarse-cada-vez-mas-a-sobrevivir-de-un-modo-secreto/
domingo, 15 de noviembre de 2015
Dictemos sentencia narrativa. Simple, sencilla, a veces superficial. Ese es su encanto. Los recuerdos nos vienen en simples feedbacks, – una reacción sencilla a aquello que vivimos en alguna época, retroalimentando nuestra personalidad – tal y como fueron, no los adornamos con barroquismos. Morand no adorna su escritura, parece una publicación de su bloc de notas de la vida, porque debe ser así, porque él escribe así, porque el género es ése.
http://muchamasliteratura.com/2015/11/12/devuelveme-mi-noche-rota-cantada-por-jose-morand/
http://muchamasliteratura.com/2015/11/12/devuelveme-mi-noche-rota-cantada-por-jose-morand/
lunes, 23 de marzo de 2015
En papel parece un libro. Ahora uno puede encargarlo en Amazon. Te lo imprimen de manera exclusiva. Ya hay una primera tirada de tres ejemplares, adquiridos todos por el autor. Yo me lo guiso, yo me lo como.
http://www.amazon.es/Devu%C3%A9lveme-noche-rota-Jos%C3%A9-Morand/dp/8415521057/
Hace no mucho dijeron en un telediario que hay una nueva terapia para los enfermos de Alzheimer. Consiste en hacerles escuchar canciones de cuando eran jóvenes. Las canciones de su juventud consiguen despertarles emociones pretéritas. Consiguen, tal vez, hacerles revivir las cosas que formaron parte de sus vidas. Esas cosas que la enfermedad ha carcomido.
Puede que las canciones de mi libro sirvan de guía para hacerme recordar cuando yo ya no sea capaz por mí mismo. Los relatos no. Los relatos están llenos de mentiras.
lunes, 9 de febrero de 2015
Una historia cristalina, cruda e impúdica en la que su protagonista parece arrepentirse de su innata clarividencia, un don que le conduce hacia una soledad inexorable.

http://babeelcerditovaliente.blogspot.com.es/2015/02/devuelveme-mi-noche-rota-de-jose-morand.html

http://babeelcerditovaliente.blogspot.com.es/2015/02/devuelveme-mi-noche-rota-de-jose-morand.html
jueves, 29 de enero de 2015

En ese juego de velos, que no engaños, trampaojos si queréis, el autor, ya desde un título tomado de Leonard Cohen, y en unos minicapítulos (como posts de un blog) que son canciones, se funde en melómano y uno tiende a pensar en un músico literato, cuando estamos ante un ‘plástico’, un pintor, de esos de vuelta de todo que afirman rotundos que el arte ha muerto y si lo dudas te lanza a la cabeza el desnudo bajando la escalera o si lo cabreas mucho, el mismísimo urinario, de Duchamp naturalmente. Y le delata —además de lo que yo sé sobre él— que piensa y escribe en imágenes, en secuencias que para algunos no serán novela, para mí sí, desde luego. Esas secuencias, a veces planosecuencias, son pese a todo más pictóricas que cinematográficas, no sólo por la ausencia de acción, sino por la abundancia de emoción, contenida, que el tipo, el autor, es más bien pudoroso. El caso es que de canción en canción el autor, narrador, José Morand nos cuenta sus rutinas diarias y sus descubrimientos comunes (comunes, porque ahí están, míralos tú a ver si los ves). Las canciones representan a un tipo joven, a un chaval, a un maduro padre de niños pequeños, a un estudiante de ¡te pille! … Bellas Artes.
http://www.lansky-al-habla.com/2015/01/devuelveme-mi-noche-rota-resena.html
jueves, 22 de enero de 2015

Hay pocos momentos alegres en el libro, pero la música hace a la mayoría soportables y algunos hasta merecen la pena, y es que tenía razón el bigotudo que dijo que la vida sin música es un error.
http://www.hojaenblanco.com/devuelveme-mi-noche-rota-de-jose-morand/
domingo, 11 de enero de 2015
El libro se me ha hecho muy duro de leer pensando en él como en una vaca viva a la que pegarle mordiscos en el lomo, en vez de un solomillo a la plancha con su salsita por encima. Considero necesario un procesado de la materia prima antes de presentarla para su servicio, para no tener la sensación extraña de estar cotilleando (con permiso, eso sí) en una vida cotidiana ajena, cosa que normalmente no me interesa ni gota, ni siquiera con permiso.

Algo que me ha cautivado de manera muy especial es la capacidad para transmitir y modelar sensaciones con un registro de lenguaje aparentemente sencillo y espontáneo. Yo sé que esto de la sencillez y la espontaneidad es una mentira muy gorda, tan gorda como para tapar toda la complejidad y trabajo que hay detrás de ellas; un estilo así de limpio y elegante no sale así como los gases después de zamparse unas fabes. En ese momento de cuesta arriba, de plantearme el abandono, opté por una estrategia de lectura diferente. Pensando que ya tenía al personaje ubicado en su contexto (creo incluso que con bastante más precisión que el propio autor)… ¿Por qué no disfrutar de los capítulos aislados, tal como si de relatos se tratase?
http://paraiso4.com/resena-devuelveme-mi-noche-rota/

Algo que me ha cautivado de manera muy especial es la capacidad para transmitir y modelar sensaciones con un registro de lenguaje aparentemente sencillo y espontáneo. Yo sé que esto de la sencillez y la espontaneidad es una mentira muy gorda, tan gorda como para tapar toda la complejidad y trabajo que hay detrás de ellas; un estilo así de limpio y elegante no sale así como los gases después de zamparse unas fabes. En ese momento de cuesta arriba, de plantearme el abandono, opté por una estrategia de lectura diferente. Pensando que ya tenía al personaje ubicado en su contexto (creo incluso que con bastante más precisión que el propio autor)… ¿Por qué no disfrutar de los capítulos aislados, tal como si de relatos se tratase?
http://paraiso4.com/resena-devuelveme-mi-noche-rota/
martes, 25 de noviembre de 2014

Profe de instituto, tenis televisado, pizza por teléfono, Lou Reed por aquí, Leonard Cohen por allá, por la noche un porrito y una película de Jim Jarmusch: el retrato perfecto del modernillo de esta primera mitad del siglo XXI.
miércoles, 5 de noviembre de 2014
Para mí el momento cúspide de la novela es cuando Morand, al final de la escritura del mismo, casado y con un niño de 18 meses que, de alguna forma, le ha regirado las entrañas emocionales, se pregunta de dónde va a sacar fuerza para darle un poco de alegría a su pequeño.
http://mirados.wordpress.com/2014/11/04/devuelveme-mi-noche-rota-de-jose-morand/
viernes, 10 de octubre de 2014

Y es que lo único lineal de la vida es el tiempo, que discurre inexorable, pero los momentos se alborotan en las habitaciones de nuestra mente y salen a borbotones cuando se pulsa el interruptor adecuado.
http://bibliomaniasydesvarios.blogspot.com.es/2014/10/notas-de-cata-de-septiembre.html
miércoles, 20 de agosto de 2014

El tema principal podría resumirse en una frase del propio libro “El tiempo siempre le da la razón a los tontos”. En este caso entiéndase tonto como ese chico huraño y raro que estaba aislado en el instituto. Ése que ayer escuchaba grupos de rock desconocidos y que hoy los asocia con recuerdos concretos.
http://estonoesyugoslavia.com/?p=3704
martes, 5 de agosto de 2014

Morand es un cuarentón español, profesor de dibujo en el sistema de escuelas secundarias y que en algún momento intentó ser artista.
http://www.laoficinadeluis.com/devuelveme-mi-noche-rota/
lunes, 24 de marzo de 2014

En efecto, Devuélveme mi noche rota -título que nos remite a Leonard Cohen- es un cúmulo de recuerdos escritos sin seguir una pauta temporal o temática, a modo de pequeños cortocircuitos sensoriales, a veces producidos por un álbum musical, otras a una circunstancia que le lleva a rememorar un momento que le conduce al acompañamiento musical correspondiente.
Como todo libro de relatos -y este lo es, al fin y al cabo- el equlibrio no es constante. Se advierte cierta inconsistencia narrativa en las primeras páginas, que hubieran merecido un repaso estilístico para darle algo más de unidad al conjunto, roto en su propia estructura y cuyas piezas no siempre resultan fáciles de encajar. Sin embargo, superados los primeros baches, y ya sumergidos en el particular mundo de este profesor de secundaria, logra hacernos partícipes de pasajes autobiográficos entre los que destacan sus peripecias adolescentes o las anécdotas con su pareja, Silvina. Es en las reflexiones pesimistas respecto a la vida nómada y solitaria que ha de llevar, obligado por su profesión, cuando se aprecian los destellos más afortunados de su narrativa. La afinidad con una generación insatisfecha por la falta de valores, volcada en el trabajo y refugiada en un aislamiento no siempre deseado, provoca que el libro pueda encontrar su público más cercano entre lectores de la generación del autor.
Si la música es la excusa -y Morand no olvida hacer valoraciones sobre mucha de la citada en el libro-, finalmente lo importante es la propia vida. Esta obra primera, con buenos aciertos y, sí, también errores, es una representación textual en bruto, sin artificios. Un reflejo honesto de quien ha decidido exponerse a través del ejercicio literario.
http://viajeaitaca.net/devuelveme-mi-noche-rota/
sábado, 22 de marzo de 2014

He leído los primeros capítulos rapidísimo, pues ya os digo que son tipo pipas (venga, una más), pero ha llegado un momento en el que el libro se me empezó a hacer largo. En un par de ocasiones dice el autor que ya debería terminar este relato, y en verdad coincidí en sus apreciaciones; sin embargo estábamos todavía por el 60 o 70% del ebook y aquello no acababa. Además, repite muchos datos varias veces, y me cansaba de volver a leerlo.
Una aclaración: cuando, en un momento determinado, digo que he de dejar de escribir, tengo que parar, acabar el relato, creo que debería entenderse como una coña marinera, con ironía… y no de manera literal; para mí escribir tiene mucho de carrera de fondo y ese tipo de coñas es como decir, en mitad de una maratón: joder, qué cansado estoy, tengo que parar… el corredor, sin embargo, sabe que tiene que seguir, para llegar hasta el final.
http://fromisiblog.articulo19.com/?p=12709
viernes, 21 de marzo de 2014

Nunca he estado en Carcaixent (aunque conozca el refrán) ni en Tavernes ni en Xátiva ni en Andraitx ni en Morella ni, mucho menos, en la montaña de San Blas, ya mítica en mi imaginario lector, o, en la, por lo menos igual de mítica, bahía de San Francisco, y, sin embargo, parece como si hubiese visto todos esos sitios y sintiese, por todos ellos, una ternura muy íntima que me obliga a rememorarlos. Pero… a lo mejor, estoy equivocado -leer, a veces, puede hacerte conseguir que desbarres- y sí que he llegado a conocer al sordo, al gordo, al fill del metge, al alemán baboso y al burgalés, amante de los pájaros, de primera mano, en carne y hueso. E igual he amado a la chica dulce de Alzira. Y, lo mismo, la cabrona de la mallorquina ha conseguido que yo, yo también, me revuelque unas cuantas vueltas sarnosas entre la baba de mis complejos. Unos son culones y otros carecemos de culo.
¿Qué más se le puede pedir a un libro -un libro autobiográfico, además- que permitirle al lector pasar a formar parte de sus páginas? Y Morand consigue con sus historias, con su cerebro, con su nausea contenida y su incontenible ternura… con su amarga lucidez… meterte a fondo, hasta la médula, dentro de su novela. Igual da que la música que a él le gusta y a la que dedica su libro -aunque a lo mejor esto sea una mera excusa para no reconocer que se lo dedica a la vida- a ti pueda no decirte absolutamente nada. Igual da que no vayas a oírles cantar nunca (aunque deberías) a todos esos hombres y mujeres de los que él habla en el libro. Ellos son la excusa que Josep utiliza para lamentarse de su suerte, para clamar entre la muchedumbre la dulzura de la soledad y la afabilidad del desfase. Llega a mantener Josep, el gran acólito, el friki que buscaba vinilos de grupos raros en las cajoneras de saldos de las grandes superficies, que no cree en el poder redentor de la música. Y yo no le creo a él. Empate.
http://julianbluff.blogspot.com.es/2014/03/la-noche-rota-de-josep-morand.html
martes, 11 de marzo de 2014
No me llama mucho, aunque el título sugerente es.
http://elsotanodejoan.blogspot.com.es/2014/03/resena-devuelveme-mi-noche-rota-jose.html
http://elsotanodejoan.blogspot.com.es/2014/03/resena-devuelveme-mi-noche-rota-jose.html
jueves, 6 de marzo de 2014

Cuando leí la sinopsis pensé que "Devuélveme mi noche rota" encajaba con el tipo de historia que suele gustarme. Normalmente me atraen las novelas que consisten en una retrospección de la vida del personaje principal (que en este caso parece ser el autor). Pero por alguna razón, no terminé de conectar con él. La historia me pareció algo dispersa. Con esto quiero decir que los saltos para delante y para atrás en el tiempo no son lo mío. Me gusta más una historia lineal, con algún que otro flashback, pero no que todo el libro sea un ir y venir. Además, a veces no sabía muy bien si leía sobre los recuerdos del narrador o sobre su opinión musical acerca de los discos y canciones en los que se basaba cada capítulo.
He de decir que me pareció una idea muy original que cada disco diera pie a un recuerdo... pero tengo la impresión de que el autor podría haberle sacado algo más de provecho a esta estructura. Eso sí, la forma de escribir es clara y directa. Hace fácil seguir los pensamientos y cómo estos se entrelazan. Quizá hace un uso excesivo de algunos términos ("tonadilla" me viene ahora a la cabeza, si no me equivoco), y eso hacía que me costara a veces leer. Si a esto le añadimos lo que he dicho antes de los saltos dentro de la trama, viene a cuento mi puntuación.
Me gustaría poder decir que el libro me gustó, pero no creo que esa sea la sensación exacta que me dejó. Lo vi curioso, eso sí. Y quizá a vosotros os termine encantando. En esto de las reseñas ya se sabe que cada uno es un mundo.
http://holdmybooks.blogspot.com.es/2014/02/devuelveme-mi-noche-rota-de-jose-morand.html
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