jueves, 31 de octubre de 2013




Leyendo sobre Albert Camus
a propósito del centenario de su nacimiento.
Un artículo habla del accidente
que acabó con su vida.
Se insinúa que se trató de un sui-
cidio. Una insinuación un poco mezquina,
pienso. Poco antes de morir
Camus se creía renacido.
Estaba acostumbrado a detestarse,
a odiar su figura pública;
a pesar de los honores del Nobel.
Su renacer consistía, según él,
en resignarse a sus discapacidades.
Al parecer, Albert Camus se disponía
a renacer feneciendo. Le sobrevino
la muerte entonces. Esprintó,
al final.

No puedo evitar que resuene
en mí esta idea: resignarse a las discapacidades.

miércoles, 30 de octubre de 2013




Cedric Daniels es uno de los personajes
más inquietantes del serial The Wire;
junto con su antagonista, Avon Barksdale.
No obstante, curiosamente, el bueno
es mucho más turbador que el malo.
Debe tratarse, sin duda,
de algo absolutamente deliberado.
Lance Reddick, el actor,
tiene un físico en cierto modo irreal.
Parece un robot, un robot negro,
hierático, inflexible.

viernes, 25 de octubre de 2013




Las Manifestaciones contra Wert y su ley adquieren
ya tintes de cotidianidad. Uno se desplaza
hacia el centro de la ciudad. Nada indica que haya
una jornada de huelga
de un colectivo, a priori, bastante numeroso.
Nos sobrevuela un helicóptero; pero no por nosotros
sino porque, al parecer, se juega un partido de alto riesgo
contra un equipo inglés o alemán. Un grupo de gente
muy ruidoso, allí a lo lejos.
Van de verde, son los nuestros.
Nos acercamos. Están borrachos, exhibiendo
jarras de cerveza y asaltando una gasolinera
para abastecerse de más bebida. La policía los custodia.
Cinco o seis furgonetas y decenas de tipos armados
contra uno o dos centenares de hinchas hiperexcitados, vociferantes.
En el viejo cauce del río hay gente que hace footing,
como siempre. Ya comenzamos a cruzarnos con la gente de verde,
la que se manifiesta con nosotros. "En defensa
de la enseñanza pública". Por las calles del centro,
los atascos de rigor en el tránsito de coches.
Hay gente que vuelve del trabajo. Ventanillas bajadas,
protesta al agente de turno. "Pero si yo vivo ahí,
a dos manzanas", dice un tipo desde su flamante Mercedes.
Nadie sabía nada. Las Manifiestaciones contra Wert,
como digo, se han normalizado.
Forman parte de nuestra cotidianidad.
Una señora pasea en chandal, respira de manera acompasada,
se dirige a un gimnasio o al río
miestras observa distraída a la gente de verde.
"Es lo que pasa con un gobierno facha",
grita el grupo de Comisiones Obreras.
Un hincha inglés o alemán,
perdidamente borracho,
totalmente desorientado,
se dirige a uno de los policías que custodian las esquinas
para preguntarle dónde está el campo del fútbol.
"Hacia allí", dice el poli
señalando el norte.
"Oh, thank you",
dice el hincha, abrazándose a una farola.

martes, 22 de octubre de 2013

Un eructito.
Un dibujo a mano alzada
en un papel.
La toalla en la cara.
Gemidos.
Un alegre salto
sobre el sofá.
Agua de colonia
para matar a una mosca.

Esos dos son mucho más sabios que yo
en el arte de sentirse vivo.

lunes, 21 de octubre de 2013




Alguien ha dibujado un grafiti
cerca de mi casa.
Representa a Walter White,
el protagonista de Breaking Bad,
el serial televisivo.
Ya vamos por la cuarta temporada.

No vale la pena
darle muchas vueltas.
Nos tiene enganchados,
como yonquis.

Se dice que el nombre
del personaje protagonista,
Walter White,
tiene que ver
con el poeta
Walt Whitman.
Así se sugiere
en uno de los episodios.
Pero, en todo caso,
es un Walt
Whitman
sin la mística
de Walt Whitman.
Walter White
es el tipo normal
liberado,
sin prejuicios
morales.
No obstante,
si en Walt Whitman
se produce
una especie de
éxtasis
cosmogónico
y sexual,
que choca
y, por tanto,
se aleja
de la moral dominante;
Walter White elige
la erótica
del dinero y
de la violencia.

Yo creo
que Walter White
tiene más que ver
con los poetas simbolistas franceses,
coetáneos de Whitman,
Arthur Rimbaud
y Charles Baudelaire.
Walter White
es una especie de dandy
postmoderno, que no logra
renunciar
por completo
a su lado burgués.
Es el hombre corriente
huyendo de sí mismo,
a la búsqueda
de la lisergia
del mal.

lunes, 14 de octubre de 2013




Voy descubriendo, a medida que envejezco, que todo lo que se supone que «me pasa» es lo que ya cuando era adolescente «me pasaba», pero multiplicado por un factor que aumenta en perpetua progresión aritmética.

Me sienta mal la gente. Al final, como al principio, es la puñetera gente la que me descoloca, descompensa, descompone, desbarata, desespera y sienta mal.

No soporto a nadie, o casi nadie; mi entorno circundante, con sus honrosas pero ay qué raras excepciones, me parece imbécil, gilipollas, pura filfa y sucedáneo, una pérdida atroz y surrealista de los minutos, las horas, los días, las semanas y los años de mi quién sabe si única existencia terrenal.

Nadie escucha. Nadie deja hablar. No hay quien meta una palabra ni de canto, ni aun cuando es capaz de reunir la energía necesaria para acometer la ardua y asquerosa tentativa, en esta dislocada babel del vacío lengüeteo. Es una permanente ofensiva de sofocación discursiva y gestual; un tragicómico zafarrancho de esperpéntica película de terror; un constante «aquí te pillo, aquí te mato» del más inane y vacuo blablablá.

Con regodeo. Con recochineo. Con paradójicamente puteadora sofisticación, que casi hace pensar en diabólicos procesos de adiestramiento previo: «Vas a aguantarme hasta la asfixia, hijo de puta, porque he venido aquí a largar mi rollo y no voy a soltarte hasta que me haya despachado».

miércoles, 9 de octubre de 2013




Uno sin ninguna razón
Pero en vista de que los otros
Se preguntan con preguntas de los otros
Y encima las responden con palabras de los otros
Qué diablos hacer
Sino evidentemente escribir como los otros
Y dudar, claro
Repetir y reiterar
Y buscar
Buscar y rebuscar
Y no encontrar
Ponerse a desesperar
Y decirse que tampoco sirve para nada
Mejor sería ganarse la vida
Pero mi vida es mía, solo mía, mi vida
No necesito ganármela
Desde luego esto no es ningún problema
Es justo lo único que no es, un puto problema
Problemas, precisamente, son todo lo demás
Pero están todos formulados
Todos se lo han preguntado
Hasta en los más mínimos detalles
Entonces a mí qué coño me queda
Ellos ya me han quitado las palabras amables
Las más bellas palabras, las que mejor suenan
Las espumosas las cálidas las graves
Los cielos las estrellas los candiles
Y las brutales olas en los muelles
Rabiosas erosionan las rocas rojas
Todo está repleto de tinieblas y de gritos
Repleto de sangre y repleto de sexo
Repleto de anhelos, repleto de suspiros
Y a mí qué coño me queda
Debo preguntarme en silencio
Y sin escribir y sin dormir
Es preciso que busque para mí
Sin decírselo ni siquiera al portero
Ni al puñetero enano que corre bajo mi suelo
Ni al cabrón del sodomita que hay en mi bolsillo
Ni al pastor de mi cajón
Es preciso que me sonde
Yo solito, sin siquiera una monja enfermera
Que me coja la pilila
Y me acribille como un madero
Con una lanza bien untada en vaselina
Es preciso, es preciso que me meta
Un tubo en las mismísimas narices
Para atajar un envenenamiento cerebral
Y que vea fluir mis palabras
Todos se han preguntado
Yo no tengo derecho a la palabra
Han cogido las más bellas, las más resplandecientes
Se han instalado ahí arriba
Justo en el lugar de los poetas
Con sus liras a pedales
Con sus liras a vapor
Con sus liras de ocho cuerdas
Y sus Pegasos a reacción
No me queda ni el más mínimo tema
No tengo sino las palabras más planas
Las palabras más estúpidas, las más fofas
No tengo más que me yo él la los las
No tengo más que cuyo quien que qué es
Más que y, en, con y entre
Más que él, ella y él, ellos nosotros vosotros ni
¿Cómo quieren que haga
Un poema con estas puñeteras palabras?
Pues vale ¿Qué coño le vamos a hacer? No lo haré

lunes, 7 de octubre de 2013




Ayer, viendo por la tele
una entrevista a Richard Ford,
mi mujer exclamaba que
los grandes son siempre
los más sencillos.

Puede que suene a tópico,
pero en el caso del escritor
es la impresión que da.

Acabo de enterarme
de que JJ Cale ha muerto.
Murió en julio, hace
ya meses.
Otro
que tal.

jueves, 3 de octubre de 2013




No querría morir
Antes de haber conocido
Los perros negros de México
Que sueñan sin dormir
Y los monos de desnudo trasero
Hambrientos en los trópicos
Y las arañas de plata
En sus nidos de burbujas
No querría morir
Sin saber si la luna
Con su falso aire de tuna
Tiene un lado picudo
Y si el sol es frío
Y si las cuatro estaciones
Son realmente cuatro
Y sin haber probado
A salir con un traje
A arbolados paseos
Y sin haber mirado
Por el ojo de una alcantarilla
Y sin haberme puesto un vestido
En rinconcillos raros
No querría acabar
Sin conocer la lepra
O las siete enfermedades
Que se cogen allá abajo
Y lo bueno y lo malo
Me darían igual
Si si si supiera
Que tendría aguinaldo
Y también existe
Todo lo que conozco
Todo lo que aprecio
Y que sé que me gusta
El fondo verde del mar
Donde bailan los tallos de alga
Sobre la arena ondulada
Y la hierba tostada de junio
La tierra que se agrieta
El olor de los pinos
Y los besos de ella
Que esto que lo otro
Qué guapa que allí está
Mi querida Úrsula
No querría morir
Antes de haber usado
Su boca con mi boca
Su cuerpo con mis manos
Con mis ojos el resto
Y ya no digo es preciso
Ser muy respetuoso
No querría morir
Sin que sean inventadas
Las rosas eternas
La jornada de dos horas
El mar en la montaña
La montaña en el mar
El fin del dolor
Los diarios en colores
Los niños bien contentos
Y tantas cosas más
Que duermen en los cráneos
De ingenieros geniales
De jardineros joviales
De sesudos socialistas
De urbanos urbanistas
Y de pensativos pensadores
Tantas cosas que ver
A ver y a entender
Tanto tiempo esperar
Y en lo oscuro buscar
Y yo que veo el fin
Que gruñe y que se acerca
Con su gesto torcido
Y que me abre sus brazos
De rana patituerta
No querría morir
No señor no señora
Antes de haber tocado
El gusto que me atormenta
El gusto que es el más fuerte
Antes de haber gustado
De la muerte el sabor...
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