Tu generación

En un programa de radio hablan de las consecuencias negativas que siempre traen los adelantos tecnológicos. Vamos a suponer que el concepto es válido (adelantos tecnológicos). Toda innovación tecnológica supone una falta de regulación cuando, en un principio, se extiende su uso. Ponen de ejemplo el automóvil. Hoy hay en circulación muchos más automóviles que, por ejemplo, en los años setenta, y sin embargo el porcentaje de muertos por accidente de tráfico es mucho menor. Podemos decir que hay una o varias generaciones que sufren las consecuencias de la mala regulación de lo que debería suponer un adelanto técnico. Pasa también con los medicamentos, dice alguien desde el programa de radio. O con el tabaco. ¿Cuántos se entregaron a su consumo sin saber lo dañino que era? 

¿Qué va a pasar con internet y las redes sociales? Ya se está hablando de posibles cambios en la capacidad cognitiva de la gente entregada a su uso indiscriminado. ¿Será la tuya una generación víctima de la falta de regulación de internet y las redes sociales? Y si es así, ¿podemos nosotros, como tus padres, hacer algo para paliar el problema a nivel individual? 

El viejo reguetón

Unos chavales hablan sobre canciones mientras apuran sus dibujitos. La conversación me interesa y me acerco a ellos. Uno dice: Las canciones de antes eran mucho mejores que las de ahora. Una afirmación tajante venida de alguien tan joven. Se me ocurre, entonces, intervenir. Os referís a las canciones rock, claro; las canciones clásicas de rock eran mejores que la música que consumís ahora. 

¡Qué va, flipao!, me espeta uno de ellos. Estamos hablando de las canciones viejas de los cantantes de ahora, Bad Bunny, Ozuna, Myke Towers... Las del dos mil ocho o dos mil diez molaban más. El rock, que tú dices, es música de abuelos. 

 

 

Arte sacro

Leyendo a un conocido filósofo. Habla de la sacralización de los productos culturales, especialmente determinados productos culturales ligados a una idea tradicional de cultura. En el proceso de sacralización intervienen todas las instituciones educativas, en todos sus niveles. Siendo, como es evidente, las instituciones universitarias las que ejercen en este proceso de sacralización el impulso más alto. Esto es algo relativamente reciente en la Historia. Pues los procesos culturales hoy sacralizados en otro momento jugaron otro papel y, por otro lado, cualquier producto cultural que viene hoy de parte de una idea tradicional de cultura sufre un proceso de sacralización casi inmediato. 

 

 

 

Cuatro por cuatro

Volviendo a casa, pensando en cómo me ningunean mis alumnos, en cómo me ningunea mi propio hijo, en el cuadro horrible que pinté a petición de mis jefes y que cuelga en la entrada de ese lugar de trabajo que revisito todos los días, símbolo de mi sumisión... Pensando en todo ello me encuentro en la carretera un enorme cuatro por cuatro de una marca ostentosa, no se cuál, y que circula con parsimonia luciendo tamaño y poder. No se me ocurre qué puedo hacer en contra de ese cuatro por cuatro, en contra de cualquier otro cuatro por cuatro. Circula por la misma carretera que yo, medio metro por encima de mí, tal vez un poco más. Regreso a casa y aparco en la calle junto a uno de ellos. Podría conspirar si encontrase a alguien con el mismo sentimiento en contra. Pero estoy solo en esto. Y no se me ocurre nada.