sábado, 12 de marzo de 2022









 


 

Guerra nuclear

En un ascensor de buena mañana. Un padre y su hija bajando raudos desde los pisos más altos. Os he llamado sin querer, ¿puedo entrar? Una de las taras pandémicas que quizá se nos quede probablemente sea el miedo a compartir espacios cerrados. La hija lleva una mascarilla de colegiala, con divertidos estampados; el padre no lleva. Hace como que busca en los bolsillos, Me la he dejado, dice. No importa, tengo prisa, ya llego tarde. Al fin y al cabo, añade el padre, después de Pascua nos las van a quitar. Ya nadie se acuerda del coronavirus, dice, con lo de Rusia y la amenaza nuclear. Procuro empatizar con la idea de fondo: Sí, vamos quemando etapas. 

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