jueves, 30 de julio de 2015

46

A la mañana siguiente. Pedro Sánchez se pregunta por qué la gente no es feliz. No lo entiende. No entiende que haya gente desgraciada.

martes, 28 de julio de 2015

45

Esa misma noche. Íñigo Errejón y Rita Maestre están viendo un capítulo de CSI, en el pisito que comparten en Madrid (propiedad del padre de Íñigo). Íñigo Errejón está entusiasmado. Ha aparecido alguien asesinado en una alcantarilla; los investigadores del CSI han abierto el abdomen del cadáver y de allí brotan multitud de insectos. Varios detectives manifiestan no haber visto nunca nada parecido. Errejón mira el aparato televisor con los ojos muy abiertos. Rita Maestre parece algo aburrida.

Hoy vamos a hacerlo a lo grande, dice Rita Maestre.

Errejón se hace el despistado. Ella repite:

Vamos, amor mío, hagámoslo a lo grande.

A lo grande hoy no. Con cariñitos, dice Errejón.

Estoy estresada, amor. Tenemos que hacerlo a lo grande.

Joder, exclama Íñigo Errejón.

Íñigo Errejón se levanta, apaga el televisor y se dirige al dormitorio. Con cierta desgana, abre un armario y coge una barra inmovilizadora y un arnés sumisión. Rita ya está tumbada en la cama, ataviada únicamente con ropa interior y un antifaz, todo de cuero muy negro.

Antes de empezar, Íñigo insiste por última vez:

Rita, por favor, prefiero cariñitos.

A lo grande, concluye ella.

lunes, 27 de julio de 2015







44

El mismo día, a las cuatro y cuarto de la tarde. Tomás Lagarto acaba de sacarse unas oposiciones para trabajar en los servicios secretos, de espía. Ha tenido que inventarse, por supuesto, una nueva identidad. Tomás Lagarto es ahora Jaime Gong. A Tomás Lagarto le gusta su nuevo nombre. Fantasea frente a un espejo diciéndose a sí mismo: Mi nombre es Gong, Jaime Gong. Ya se ve rodeado de mujeronas impresionantes en ropa interior.

Jaime Gong ha sido llamado para personarse en el despacho del mismísimo presidente Rajoy. Su primera misión será investigar todos los movimientos de Manuela Carmena. Hay que encontrarle algo sucio, algo abyecto; algo que la destruya, dice Rajoy. A Mariano Rajoy se le pone cara de malvado cuando habla de Manuela Carmena.

Jaime Gong ha tenido que alquilarse una bicicleta para perseguir a Carmena por toda Madrid. Jaime Gong se da cuenta de que no está todo lo en forma que creía y de que el trabajo de espía no siempre es todo lo glamouroso que desearía.
43

Un día y medio después. Pablo Iglesias llama por teléfono, con el número oculto, a Alberto Garzón. Cuando Garzón descuelga, Pablo Iglesias repite, con voz susurrante, como de ultratumba: Eres un perdedor, siempre serás un perdedor; a ti no te quiere nadie. Y cuelga.

Pablo Iglesias se divierte mucho con estas cosas. Todavía no lo ha hablado con su psicólogo. Pero no cree que su psicólogo le diga nada; ya que siempre le está hablando de no reprimir las cosas y darle salida al subconsciente. Al fin y al cabo, Pablo Iglesias está un poco harto de que la gente piense que está en política para hacer el bien; esto es, por pura bondad. No pretende ser un hombre bueno, así como así. La bondad es ingénua. Pablo Iglesias es un teórico, un intelectual, devenido en hombre de acción.

Hay una verdad oficial (Alberto Garzón y Pablo Iglesias se llevan bien), y una verdad oculta (en realidad, Pablo Iglesias odia a Alberto Garzón). A Pablo Iglesias le gusta esta dicotomía; le suena al Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Jekyll le da la mano a Garzón, Hyde le insulta en las redes sociales y dejándole mensajitos de móvil.

Pablo Iglesias se queda pensativo un momento en la intimidad de su despacho. Todo gran estadista necesita esta clase de momentos reflexivos. Si alguien le hiciera ahora una foto, la imágen probablemente pasaría a la historia. Las cosas van demasiado rápido, el mundo es vertiginoso. Pablo Iglesias está en política para que lo suyo se extienda como una mancha de aceite. Le gusta la sensación de que esto mismo sucede, a cada instante, y no cesa: lo suyo se extiende. Lo suyo se refiere a su radio de influencia, su capacidad de decidir el destino de la gente. Pablo Iglesias piensa, por un instante, que a esto se debe referir la gente cuando habla de tener éxito.

viernes, 24 de julio de 2015

42

Unas horas después, Blayo Piñata tiene un rato libre. Se pone los auriculares y le da al play. Le han pasado la lista de los conjuntos musicales y cantantes que suele escuchar la Reina. Los Planetas, Señor Chinarro, Eels, Beck. Cosas extravagantes y raras. Alguien de los servicios secretos le ha encargado que escuche con atención las canciones que a su vez escucha la Reina; a ver si contienen algún mensaje cifrado, alguna simbología que ponga en peligro la unidad nacional y el prestigio de las instituciones. Blayo Piñata se ha pasado ya siete u ocho veces esas puñeteras canciones. Más allá de que le parecen una mierda no ha encontrado nada. Son todo idioteces, ironías bobas. Blayo Piñata se permite un momento de descanso escuchando al gran Alejandro Fernández; su cantante favorito. Este tío sí que canta bien.

jueves, 23 de julio de 2015

41

Cuatro o cinco días después. Agapito Cifuentes consigue un puesto de asesor del Rey. Agapito ha tenido que inventarse una nueva identidad. Ahora se hace llamar Blayo Piñata.

El Rey ha de reunirse con los nuevos presidentes de las comunidades autónomas. Para este Rey, se trata de la primera vez. Agapito Cifuentes, esto es, Blayo Piñata, trata de asesorarle.

Qué tengo que decir, pregunta el Rey.

Nada. No importa lo que digas. No tiene ninguna trascendencia lo que tú digas, dice Blayo Piñata.

¿No?, ¡pero si soy el Rey!, dice el Rey.

¿Y qué?, dice Blayo Piñata. Y continúa diciendo Blayo Piñata: Aquí lo que cuenta es la cara que pongas cuando te hagas la foto con el susodicho en cuestión. Lo que quieras decir, dilo con el careto.

¿Y qué quiero yo decir?, dice el Rey. (Blayo Piñata hace una mueca espantada, así como diciendo este tío es imbécil.)

Nada, Rey, yo estaré cerca. Si me rasco una oreja, tú te quedas seriote como un palo; si no me rasco nada, te ríes a tus anchas. ¿Lo has estendido?, dice Blayo Piñata.

Ajá, dice el Rey.

(Esa misma noche, el Rey se durmió repitiéndose la consigna de Blayo Piñata, para que no se le olvidase al día siguiente: Si se ríe, me rasco, si no se rasca, me quedo seriote.)

viernes, 17 de julio de 2015

40

Esa misma noche, Albert Rivera sufre una pesadilla. Duerme al lado de su novia, Beatriz, como de costumbre. En el sueño, esté donde esté, siempre hay alguien que llama a la puerta. En su despacho, trabajando. Alguien llama sonoramente, toc, toc. Albert Rivera abre la puerta. Es Toni Cantó el que llama. Albert Rivera abre la puerta y allí está Toni Cantó, de pie, frente a él. Toni Cantó no dice nada; le mira fijamente y, de súbito, comienza a sonreír; primero levemente, luego la sonrisita de Toni Cantó se intensifica hasta que se convierte en una especie de mueca, como de Joker. En la cocina. Albert Rivera se prepara un café, de buena mañana. Alguien llama a la puerta. Nuevamente, Toni Cantó. En el baño, mientras Rivera se afeita la barba. Toc, toc. Allí está, otra vez, Toni Cantó. Parado en un semáforo. Alguien llama, golpeando la ventanilla del coche. Toni Cantó. Toni Cantó y su mueca sarcástica. Albert Rivera se despierta, sobresaltado. Tiene que contárselo a Beatriz. Albert Rivera toca en el costado a su chica, que descansa plácidamente a su lado. Ella se gira y, de pronto, Albert Rivera se da cuenta de que Beatriz no es Beatriz. Es Toni Cantó.

miércoles, 15 de julio de 2015

39

Un mes después, más o menos. Alexis Tsipras comparece en el Parlamento Europeo tras el éxito del no en el referéndum griego. Pablo Iglesias espera con ansia la llegada de su colega heleno. Junto a Pablo Iglesias, un grupo de representantes de la izquierda europea. Hay empujones. Todos quieren ser los primeros en saludar al héroe. Pablo Iglesias se ha preparado algo en griego, para soltárselo a Tsipras cuando se saluden. Ya viene Tsipras. A codazos, Pablo Iglesias se abre paso entre sus colegas de la izquierda europea (putos groupies) y se acerca a Tsipras, que lo recibe con una amplia sonrisa y le da la mano. Entonces, Pablo Iglesias acerca su cara al oído de Tsipras y le dice, en idioma griego: Amigo mío, eres un gran estadista. Tsipras, con el ajetreo y la mala pronunciación de Pablo Iglesias, sin embargo, ha entendido lo siguiente: Amigo mío, eres un gran esclavista. Luego vienen los saludos de otros muchos. Y luego Tsipras es sometido a una exhaustiva sesión de reproches, ruegos y demandas. Pablo Iglesias lo observa todo desde su escaño. Pablo Iglesias interviene, defendiendo la posición de su amigo. El referéndum ha sido una jugada maestra. Un pulso magistral. Seguido en todo el mundo. Tsipras ha sabido aguantar el suspense democrático. Hasta el final. Y ahora se presenta en Europa renovado, triunfal.

martes, 7 de julio de 2015




Fleetwood Mac es un conjunto musical con una trayectoria variadísima. En un primer momento sigue el mismo esquema que otros grupos de éxito, como Pink Floyd, por ejemplo: el líder carismático abandona el grupo, o es abandonado, y el resto de la banda reconduce una trayectoria que se mantiene más o menos estable. En el caso de Fleetwood Mac era Peter Green quien, en un principio, prestaba su personalidad al conjunto. Con Green, empezaron siendo un grupo de blues-rock muy en la onda de Jimi Hendrix, por ejemplo, o de los Bluesbreakers de John Mayall, por cuyas filas circularon John McVie y Jeremy Spencer, bajista y guitarrista de Fleetwood Mac respectivamente. A mí esta etapa me gusta mucho. Les dio para facturar tres discos como tres soles. Macarras, psicodélicos y progresivos. Nada parecía augurar lo que vendría después.

Tras la marcha de Peter Green, Mick Fleetwood y John McVie se ven obligados a refundar la banda. Conservan el nombre, que en definitiva está compuesto por sus propios apellidos. Este segundo período es desconcertante. No atinan a definir un estilo. Facturan discos irregulares en los que, casi siempre, destaca alguna canción magnífica. Jeremy Spencer ingresa en una secta. Se mudan a Los Ángeles (eran londinenses) y se hacen jipis. John McVie mete en el grupo a su mujer, Christine.

A mi modo de ver, esta segunda época es la que los hace ahora particularmente interesantes. Con varios discos a descubrir, como Future Games; una joyita folkie, delicadamente pop, perfectamente reivindicable para los fans de conjuntos musicales actuales como Vetiver o Faun Fables. También me gusta mucho Bare Trees; un disco voluble, raro, que en algunos momentos parece adscrito al rock americano de vena clasicista, que vendría después, como The Walkabouts o Green on Red; y en otros momentos se desvía hacia territorios, digamos, jazzísticos.

Después de esta segunda etapa, que dará seis discos, como digo, sin carácter, irregulares, al acercarse los ochenta Fleetwood Mac contrata definitivamente a Lindsey Buckingham y su novia Stevie Nicks. La música cambia nuevamente de tercio. Fleetwood Mac se convierte en la quintaesencia de esa especie de pop sintético, preciosista y adulto que los encumbró. El megaéxito de Rumors y la discreta salida de tono de Tusk. Los que nos formamos en nuestro esnobismo en una década posterior, los noventa, con el indie, el shoegazing, y toda aquella escuela brumosa de My Bloody Valentine, aprendimos a odiar a los Fleetwood Mac de los ochenta. A pesar de que, vistos en la distancia, aquellos discos no tenían nada que envidiar a lo que casi en la misma época hacían, por ejemplo, Prefab Sproud o, en otro tono, The Blue Nile. La criba, en algunos casos, parece caprichosa.

A mi modo de ver, Fleetwood Mac interpretaron el cambio de década de modo similar a como lo hicieron, por ejemplo, los Roxy Music de Bryan Ferry, con aquel glorioso disco, profundamente ochentero, Avalon.

Denostados por los indies, Fleetwood Mac son ahora reivindicados por los hipsters. ¿Qué ha cambiado? Con el hipsterismo, la ortodoxia indie está bajando la guardia. El hipster es un derivado del indie que ha renunciado a sus prejuicios (también a sus principios). La independencia se fracturó con el éxito teledirigido de los REM y Nirvana. Las producciones sucias, plagadas de distorsiones, ya no tienen el mismo significado anticomercial y reivindicativo. El ruido se ha institucionalizado. ¿Qué le queda al atildado hipster? Perfumarse, tal vez, con los depurados aromas de los ochenta.
38

Tres semanas antes. Carmen Lomana acaba de salir de un programa televisivo llamado La isla de los famosos. Se ha quedado muy delgadita y muy guapa. Decide aprovecharlo convocando una rueda de prensa para apoyar la candidatura a la presidencia del Gobierno de Pedro Sánchez.

No tenemos por qué renunciar a la economía de mercado, dice Carmen Lomana, y tampoco a favorecer las políticas sociales. Ambas cosas son compatibles.

Inmediatamente después, un periodista le pregunta si ha llegado a verle el pene a Nacho Vidal.

lunes, 6 de julio de 2015

37

Una semana y media después. En plena crisis griega. El pueblo griego vota en un referéndum para decidir su relación con la troika. En Madrid, Carlos Floriano se refresca en la piscina del chalet de sus suegros. Ha bebido demasiada cerveza en la comida y le entran unas ganas terribles de mear mientras permanece sumergido en el agua. Salir en ese momento, secarse, preguntar por el baño. Le da pereza. Mira disimuladamente alrededor. Nadie se dará cuenta. Suelta la meada en el agua. En ese preciso instante, su suegra se le acerca llamándole a gritos y agitando algo que lleva en la mano derecha. Carlos Floriano se ruboriza. Mira el agua que tiene alrededor. Juraría que la meada ha amarilleado el agua.

¡Carlitos, Carlitos!... Alguien que te llama por teléfono.

Floriano sale del agua y coge su teléfono móvil. Mira de reojo el agua. La mancha amarilla se disipa.

¿Diga?

Son los de la Cope. Pretenden hacerle unas preguntas que se emitirán en directo por la radio. Carlos Floriano acepta. Un reportero le pregunta su opinión sobre el referéndum griego. Ya llevan cerca del sesenta por ciento escrutado.

¿Ah sí?, exclama Carlos Floriano, ¿y qué opción va ganando?

De momento gana el "oxi", claramente, le informa el reportero. ¿Qué opina usted, señor Floriano?

Hombre, pues me alegra mucho que los griegos hayan entrado en razón. Es de sentido común que el pueblo griego diga sí a Europa y al euro, sin tapujos. Ellos más que nadie saben que deben pagar sus deudas, de manera íntegra, aplicando las mismas reformas que nosotros hemos tenido que hacer, muy a nuestro pesar, en nuestro país...

Cuando finaliza la entrevista, Carlos Floriano cuelga el teléfono orgulloso de sí mismo. Se siente tan hábil con los medios que es capaz de improvisar cualquier cosa, barriendo para casa. Al fin y al cabo, ya es zorro viejo.

¿Habrá escuchado la entrevista Mariano?

Hace ademán de volverse a tirar a la piscina cuando vuelve a sonar el móvil. Alguien le manda un wasap. Alguien que quiere felicitarle por su intervención en la radio.

Es Soraya Sáenz de Santamaría. Floriano abre el chat.

SorayS: Burro.

CFlorin: ?

SorayS: Burro.

CFlorin: Qué h hechomal?

SorayS: ¿Los griegos han entrado en razón, dicen sí a Europa?? pedazo de burro? (Emoticono ranita de color verde.)

CFlorin: No? (Emoticono con los ojos muy abiertos y sin boca.)

SorayS: Oxi es no, nai es sí. Stá gnando el no.
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