sábado, 9 de septiembre de 2023











 

Ataque de moralismo

Internet y la cultura de plataformas está acabando con formas de cultura que a un servidor le han parecido siempre experiencias gratificantes y, por qué no, bellas. Como el dispositivo cinematográfico clásico, en una sala de cine oscura y en pantalla grande. Recientemente he ido a una de las salas de cine que todavía quedan y, al parecer, la están remodelando. Pretenden poner una especie se sofás sustituyendo a las antiguas butacas, para acercarse, supongo, a la comodidad del sofá de casa. Quizá pretenden ganar espectadores confundiéndolos. 

Internet también ha permitido, en mi opinión, que la canción sudamericana gane adeptos, sobre todo entre los más jóvenes, en detrimento de la canción anglosajona. Esto debería ser estupendísimo. Sí no tienes un adolescente en casa tarareando todo el día tonadas que hacen apología del tráfico de drogas, el uso de armas y la supremacía sexual masculina. 

Alguien debería regular ésto. 

Tú eres un rallao. 

En las películas que vemos juntos también aparece el uso de armas y la violencia. 

Sí, pero en una situación de ficción. Es decir, una mentira que todo el mundo con dos dedos de frente sabe que es mentira. Cuando un trapero te habla en primera persona de cómo ha conseguido comprarse un Lambo vendiendo coca y amenazando de muerte a sus rivales y cómo el Lambo y el Versace y los collares de mil euros son el reclamo perfecto para que ellas se pongan a cuatro, tú no lo entiendes como ficción, le das credibilidad, y lo estás adoptando como un modelo de conducta. Por eso el grupo de amigos os llamáis, entre vosotros, Los Duros y jugáis a insultar a vuestras madres. Porque estáis jugando a inflamar vuestros egos exhibiendo una violencia que, hoy por hoy, afortunadamente, todavía se queda en lo verbal, y un desprecio a las mujeres representado en la forma en que bromeáis sobre lo putas que os parecen las madres de vuestros amigos. Ni puta gracia me hace, la verdad, que Pablito vaya dejando whatsapps por ahí sobre las ganas que, supuestamente, tiene tu madre de chuparle la polla. 

O quizá, me estoy haciendo viejo y no acabo de entender las provocaciones adolescentes. No le encuentro la épica al perreo. Pero, sobre todo, no entiendo que estas nuevas formas de cultura supongan un corte, borrón y cuenta nueva, que anule a la vieja cultura, la literaria, cinematográfica y artística. 

A alguien le debe interesar que esto suceda. 








 

martes, 5 de septiembre de 2023

La metáfora del surfismo

En la película White Squall, el actor Jeff Bridges es un instructor naval que está al cargo de un grupo de quinceañeros. Navegan por alta mar aprendiendo lo necesario para funcionar en grupo, entre risas, peleas y epifanías. La película es una bonita colección de estampas hasta que el barco escuela se encuentra con la tormenta blanca que da título a lo narrado. 


Nosotros todos aquí andamos. Esperando pacientes a que llegue la ola del nuevo curso académico, para montarla y hacer equilibrios con, más o menos, las habilidades que hemos ido adquiriendo a lo largo de los años. ¿Irá bien? ¿Podré con ello? ¿Tropezaré con algo imprevisto que me haga caer? 

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.