miércoles, 28 de agosto de 2013




Vine hasta aquí para escuchar la voz,
la voz que según dicen nos habla desde dentro
y endulza la verdad si la verdad
merece una degustación serena,
o la hace más amarga si es amarga,
con sólo pronunciar la negra hiel
que ha reposado intacta entre sus sílabas.
Vine hasta aquí para escuchar la voz
que no sabe, ni quiere, ni podría engañarnos.

martes, 27 de agosto de 2013




La violación. Edgar Degas, hacia 1869.

Encontré este cuadro en el Museo de Arte de Filadelfia. No recuerdo otro cuadro de Degas en ese museo. No esperaba encontrar nada del francés Degas en aquel museo americano.

No obstante, luego descubrí que Edgar Degas tenía familiares allí, en Norteamérica, en el estado de Luisiana. Inclusive, el pintor francés pasó largas temporadas en la ciudad de Nueva Orleans. Vivió en una casa propiedad de su familia que todavía se conserva y se visita (hoy llamada Degas House); en la que se alquilan habitaciones y, según creo, se organizan eventos, a juzgar por lo vertido en su web. La casa americana de Degas es hoy un hotel. Un hotel-museo o lo que sea.

Al parecer, la madre de Degas, Celestine Musson, era una criolla de origen francés cuya familia, afincada en Luisiana, la envió a París para casarse con Auguste de Gas, el padre del pintor. Posteriormente, un hermano de Edgar, René, llegó a casarse con una prima americana de ellos, llamada Estelle Musson. René y Estelle se establecieron en Nueva Orleans. Cuando Edgar decidió viajar a los Estados Unidos, huyendo de la Guerra Franco-Prusiana, en 1870, fue acogido por su hermano.

Edgar Degas llegó a pintar varios retratos de su cuñada. El mas conocido se encuentra en la National Gallery de Washington. Estelle se estaba quedando ciega cuando fue pintada por Degas. Este hecho se aprecia en los retratos. Con el tiempo, René abandonaría a Estelle y se establecería en la ciudad de Nueva York.

Desconozco si La violación viajó con Edgar Degas a Estados Unidos en aquel viaje a casa de su hermano. Tal vez fue adquirido por algún coleccionista americano en Europa y llevado a los Estados Unidos.

Resulta curioso el título, La violación. No he podido saber cuándo comenzó a utilizarse ese título. Ni a quién pertenece su autoría. Lo cierto es que Degas no tituló así su cuadro, sino simplemente Interior o Escena de interior. Edgar Degas utilizó un título mucho más ambiguo o genérico. Con posterioridad, la imagen fue retitulada. En algunos lugares aparece como La disputa. En el Museo de Arte de Filadelfia, creo recordar, la referencia citaba La violación.

Me parece en cierto modo injusto. Ese título condiciona en el espectador una interpretación concreta del cuadro. El pintor, Degas, tal vez pretendiera generar en el espectador una tensión similar a la que sugiere ese título. Sin embargo, dejó abierta su interpretación al titularlo Interior o Escena de interior. La mujer que aparece en la imagen, reclinada, sollozante, bien podría estar lamentando la pérdida de un ser querido, por poner un ejemplo.

La violación no es mi cuadro favorito del pintor Degas, ni mucho menos. Pero sí creo que es una de sus imágenes más singulares. Edgar Degas solía pintar series muy largas. Si bien llegó a pintar numerosos interiores, ninguno de ellos parece relacionarse con La violación.

La imagen provoca un efecto agobiante. La habitación representada parece extraordinariamente pequeña. La cama, demasiado estrecha. El personaje que aparece a la derecha, de pie, el hombre, acecha con la mirada al personaje de la izquierda, la mujer, sentada, ligeramente recostada, con la cabeza gacha, como derrotada.

El cuadro resulta muy narrativo. No es usual en Degas. No se trata de una acción cotidiana, banal, como en la mayor parte de sus cuadros de interiores. Algo significativo ha pasado anteriormente y algo va a pasar a continuación.

Probablemente sea el cuadro menos francés de Edgar Degas. No es raro que haya acabado en los Estados Unidos. Su atmósfera recuerda a los relatos del escritor norteamericano Henry James. Inclusive, podría recordar a los relatos más contenidos, menos desatados, de Edgar Allan Poe.

Sin embargo, el cuadro ilustra una escena de Madeleine Férat, una novela de Émile Zola. ¿Se conocieron Zola y Degas? En 1868, Édouard Manet, amigo personal de Edgar Degas, retrataría al gran escritor naturalista. El retrato se conserva en el Museo de Orsay de París.

¿Fue un encargo? Hay textos que datan el cuadro, La violación, La disputa o Escena de interior, en 1870. Inclusive, hay lugares en los que se dice que data de 1872 o 1873. En ese caso, podría haber sido pintado en los Estados Unidos.

Madeleine Férat, en la novela de Émile Zola, es una mujer que queda marcada por una primera experiencia sexual. No obstante, contrae matrimonio con un amigo del hombre con el que tiene esa primera experiencia. Yo no he leído esa novela; pero, al parecer, el cuadro describe la estancia del matrimonio en una habitación de hotel. Se produce una discusión. ¿Describe Zola, en su libro, una escena de violencia sexual, una violación dentro del matrimonio? Lo desconozco.

Hay quien describe este cuadro como "costumbrista".

En alguna web he leído que, en realidad, el cuadro de Degas ilustra una escena de la novela Les combats de Françoise Duquesnoy, del escritor Edmond Duranty. Duranty fue amigo personal de Manet y Degas. Escribió un texto sobre la "nueva pintura" de sus amigos. Prefirió el término "nueva pintura" a "impresionismo".

No tengo constancia de que la novela de Duranty, Les combats de Françoise Duquesnoy, haya sido traducida al castellano.

Se dice que Edmond Duranty era el seudónimo de un hijo ilegítimo de Prosper Mérimée.

Se dice que Édouard Manet se burlaba de la extraña relación de su amigo Edgar Degas con las mujeres. Manet fue un personaje mucho más vitalista que Degas. Charles Baudelaire sugiere que Edgar Degas hubiese sido la más importante figura de la pintura del diecinueve si no hubiese sido por su temperamento frío y retraído.

Paul Valéry, amigo personal de Degas, lo retrata como un hombre distante y huraño, capaz de desmontar cualquier argumento en base a una mordaz ironía. Valéry habla también de la particular misoginia de Degas. La violación, según se dice, rubrica la misoginia de su autor.

No se conoce que Edgar Degas tuviera ninguna relación amorosa. Fue un personaje extraordinariamente discreto en esto. No obstante, pudo haber tenido relaciones sexuales con modelos e, inclusive, con su ama de llaves. Édouard Manet se burlaba de la extraña relación de su amigo con el sexo.

Degas dijo: Yo no me he inventado nada. Esta podría haber sido, a su vez, la máxima de un escritor como Marcel Proust. ¿Viviría Edgar Degas una escena similar a la que aparece en La violación? ¿Tal vez en la casa de su hermano, en Nueva Orleans, con Estelle Musson siendo acosada por un airado René de Gas?

Al final de su vida, ya entrado el siglo XX, convertido en un paseante solitario en las calles de París, con la vista mermada hasta casi la ceguera total, ajeno a las vanguardias, Edgar Degas declaró que en sus inicios creyó que sería capaz de llegar mucho más lejos.

lunes, 26 de agosto de 2013




El invierno se fue. ¿Qué habré perdido?
¿Qué desapareció, con él, de mi conciencia?

(Esta preocupación -seguramente absurda-
por conocer aquello que nos huye,
me obliga a convertir el aire frío
en pensado cristal sobre mi piel pensada,
y a convertir la gloria entristecida
de los húmedos días invernales
en la imposible luz que su concepto irradia;
esta preocupación, en fin, tiene la culpa
-y qué confuso y dulce me parece-
de que duerman en mí los árboles dormidos.)

El invierno se fue, pero nada se lleva.
Me queda siempre la estación perpetua:
mi mente repetida y sola.

martes, 20 de agosto de 2013




He anotado esta idea: El silencio no existe.

La he descubierto en mí mientras miraba
unas fotografías
que alguien tomó en un paisaje nórdico.
Podía ver en ellas la rara condición
de una llanura en soledad,
y en soledad también un poste ensimismado
y un asfalto remoto.
Bajo la luz raptada, parecía
que estuvieran presentes en su abandono estricto,
en el légamo claro de cuando nadie mira.


El silencio no existe.

¿Cómo podría haberlo
si todo tiene vibración y luce
y restalla por dentro más allá
de su apariencia muda?
En donde estemos ¿no escuchamos siempre
su murmullo o su pálpito?


El silencio no existe.

(Noto cómo la idea extrae de mí
las líneas de un sentido,
y busca su espesor, y al mismo tiempo
apunta al blanco en sombra
donde está su verdad.)


Quizá silencio es sólo un nombre,
un nombre acostumbrado aunque inexacto,
una palabra errónea que habla, en realidad,
del sonido terrestre
que está perdido
en un espacio ajeno y despoblado
donde nadie lo escucha.


El silencio no existe.

(La idea
ya es un dardo que está cruzando el aire.
Su vuelo es pensamiento.
Mis palabras lo empujan y lo frenan.)

miércoles, 14 de agosto de 2013







Me fui
a acostar
y
me despedí
de D.,
mi hijo,
hasta
mañana.
Entonces,
mi hijo
me preguntó
si sabía
cómo
se sueña.
Yo le contesté
que
imaginando
cosas.
Como sé
que últimamente
tiene
pesadillas,
le dije
que
procurase
imaginar
cosas agradables.
¿Como
que

y yo
jugamos
en la playa
o en
la piscina
de los abuelos?,
dijo él.
Si quieres,
le dije,
puedes
imaginar
esas cosas.
Y
me fui
a dormir
pensando
que
esto
no puede
durar
mucho tiempo.

lunes, 12 de agosto de 2013









Richard Linklater suma y sigue. Cada nueve años junta a Julie Delpy y Ethan Hawke y nos ofrece una nueva viñeta sobre la imposibilidad del amor romántico. Un nuevo breve encuentro. Esta vez, atendiendo a las encrucijadas en las que los guiones anteriores le habían hecho caer, un breve encuentro dentro de la pareja. Y por lo tanto, una cosa paradójica; aunque, a mi modo de ver, con bastante jugo.

Yo soy muy de breves encuentros. He experimentado pocos en mi vida. Pero creo que solamente se produce esa rara perfección en el amor cuando hay un encuentro breve, brevísimo, casual, apenas un roce. Cuando todo florece en la imaginación de los implicados, cuando todo es posibilidad y nada se concreta. Antes del amanecer era eso. Como la mítica película de David Lean, como Tú y yo de Leo McCarey. Antes del atardecer rizaba el rizo. Un breve encuentro años después del primer breve encuentro. Una segunda oportunidad que finaliza, como la primera, con una incógnita. Todo el tiempo se está hablando: concretarlo es cagarla; seguir implica desgaste, implica matar el romanticismo, impregnarlo de esfuerzo y cotidianidad, de voluntad.

En la tercera, Antes del anochecer, ya la han cagado. Es la menos romántica de las tres. La más real; es decir, la más realista. Todo intento de recuperar lo anterior es ficticio. Una noche de hotel es una mentira compartida. Hace tiempo que no hablamos. Hace tiempo que no hablamos sin que la conversación gire en torno a las cosas que hay que hacer. A la funcionalidad de la vida en pareja. En torno a ponerse de acuerdo para salir adelante.

Y, sin embargo, se vuelve siempre a aquel primer breve encuentro. A la noche mágica en la que todo encajaba. A aquella noche en la que cada uno de los dos ejerció una fascinación especial, e inexplicable, en el otro. Aquel breve encuentro es el alimento de toda pareja. Cierras los ojos y lo recuperas, crees recuperarlo.

No sé qué se planteará Linklater para una cuarta entrega. Lo tiene difícil. El aburrimiento se ha colado entre sus protagonistas. Los misterios se han desvelado y ya solamente viven en un mundo de intereses. Sí sé cuál sería una última entrega; se titula Amor y ya la ha filmado Michael Haneke.

jueves, 8 de agosto de 2013




Bill Tilden fue el gran dominador del tenis en la primera mitad del siglo pasado. Muchos dicen que, si fuera posible establecer una comparativa en condiciones, probablemente sería el mejor tenista de todos los tiempos. Su leyenda dice que dominaba tan a placer a sus contrarios que a menudo se dejaba ganar para luego remontar los partidos, por puro aburrimiento. Tenía una fisonomía especialmente adecuada para practicar el juego del tenis: era alto y delgado, de hombros amplios y largos brazos. Tenía al parecer unas manos particularmente grandes. Con la derecha agarraba fuertemente la raqueta, propinando golpes planos con los que derbordaba a sus rivales. Fue, además, una especie de intelectual del deporte. Escribió varios tratados y estableció las bases técnicas del juego: las empuñaduras y movimientos tal y como todavía se enseñan ahora.

En YouTube pueden verse varios vídeos en los que el propio Tilden enseña a jugar a un muchacho. Bill Tilden's Tennis For Beginners y Bill Tilden's Advanced Tennis, respectivamente. Asombra la naturalidad con la que Tilden explica los diversos golpes. La llamada empuñadura "Este de derecha" en la que uno agarra la raqueta como si estrechara una mano. El movimiento del saque imitando la batida del brazo al lanzar una pelota hacia delante. El tenis de Tilden parece dotado de una lógica absolutamente clásica, sin manierismos. Digamos que antes de él el juego era puramente intuitivo. Tilden lo racionaliza; buscando soluciones lógicas. El momento del impacto cuando el brazo pueda ejercer la mayor fuerza posible, delante del cuerpo. Todo esto ya lo explicaba Tilden en una grabación que debe tener poco menos de cien años. Que exista este tipo de documentos indica el prestigio y la fama de Tilden en aquella época. (¿Cómo y dónde se exhibían? ¿Eran películas exclusivas, para ricos, o formarían parte de algún plan nacional estadounidense para popularizar el deporte del tenis y de ese modo acabar con la hegemonía de los jugadores europeos?)

Es imposible calibrar la importancia de tenistas de épocas diversas. Suele medirse por el número de victorias en torneos "grandes". No obstante, en la época de Tilden (o en la de Rod Laver, otro candidato a "mejor tenista de todos los tiempos") había un circuito de torneos "amateur" y otro "profesional". Ambos circuitos diferenciados, sin que los jugadores amateurs pudieran enfrentarse con los profesionales. Sin esta diferenciación, probablemente tenistas como Tilden o Laver hubiesen ganado tantos "grandes" como Roger Federer.

¿Qué pasaría en un hipotético enfrentamiento entre Tilden y Federer? El mejor Tilden contra el mejor Federer. Pero, ¿qué raqueta emplearían? ¿Una gruesa y pesada, de madera, o una de las ligeras raquetas actuales? No es posible compararlos. Bill Tilden fue bebedor y fumador durante toda su carrera deportiva, algo impensable en los deportistas de élite actuales.

Bill Tilden fue un personaje célebre de la época. Se codeaba con importantes personajes de la farándula. Como Charles Chaplin, de quien era amigo. Se alojaba en los hoteles más caros y producía obras de teatro en las que él mismo actuaba. Tuvo una larga carrera deportiva, prologada hasta los cincuenta años. No obstante, cuando se descubrió su querencia por los cuerpos de tiernos muchachos adolescentes (pagaba a chaperillos para mantener relaciones sexuales, hasta que fue condenado a un año de carcel por este hecho) todo el mundo le dio de lado. Ya no había acaudalados personajes que quisiesen que Bill Tilden diese lecciones de tenis a sus hijos. Fue proscrito en los clubs. Murió solo y arruinado, con sesenta años, poco después de abandonar el tenis profesional de manera definitiva.


lunes, 5 de agosto de 2013





Qué habrá sido de The High Llamas.
Uno sigue el recorrido de un grupo
musical durante un tiempo,
compra sus discos, dos, tres,
cuatro, los que sean, subido
al carro de una moda.
Luego, ese grupo otrora
importante desaparece,
ya no sale en las revistas
de tendencias, alguna reseña,
a lo sumo, que dice que hace lo mismo,
no ha cambiado, apenas ha evolucionado,
como si fuera una lacra
(Bob Dylan lleva décadas haciendo
lo mismo). No es justo el silencio
en torno a ese grupo musical
que hace lo mismo. Era, es,
demasiado bueno.
Pero uno ha elegido
otras cosas
para serles fiel.
Aquel grupo irónico
en la melodía
desaparece,
se queda
atrás.

Hasta que algo lo reivindica.
Una escucha nueva, una cosa actual.
Un exotismo de ahora, igualmente irónico,
hawaiano o lo que sea. Está en la base
de mi discurso: yo solamente admito
lo que soy capaz de reconocer.
En efecto, ese tal Sean Nicholas
Savage parece un cruce de
Brian Ferry y The High Llamas.
Y tal vez me equivoque,
pero me han entrado unas
ganas terribles
de volver a
escuchar
a The High
Llamas.
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