Navidad

Dios debe tener un gran sentido del humor si, el día de la comida que conmemora su nacimiento, hace que bajen intensamente las temperaturas. Desinstalamos la mesa de la terraza y pasamos al comedor. Ventanas y puertas abiertas. Que nadie se acerque a los abuelos sin mascarilla. Por supuesto, ni tocarlos. Regalos para los niños. Manjares con la chaqueta abrochada hasta el último botón. Un antihistamínico para el postre. 

 

 

Akira

Vacaciones. Llevo a mis dos hijos al cine, a ver Akira, la película japonesa, de animación. Es un empeño mío; a pesar de que ellos dos no parecen demasiado convencidos. Su educación está llena de errores por mi parte. Y esto es algo que me horroriza y, al mismo tiempo, me parece inevitable. Alguna vez he pensado que les serviría ver algunos clásicos del cine que a mí me han marcado. Alguna vez me ha enorgullecido decir que gracias a mí han visto películas como "Centauros del desierto", o "La noche del cazador", o "Con la muerte en los talones", o " El maquinista de La General"... Os gustará Akira, les dije, un clásico del anime. Fuimos a un cine a ver la película restaurada. En la sala, con nosotros tres, tan solo había una chica. No podemos comer, ni beber, ni quitarnos la mascarilla; nos lo advierten en la taquilla. La chica debe ser una otaku, me dice D. Salimos. Pregunto qué tal la película. Están de acuerdo, ambos: No nos hemos enterado de nada. 

Persona encargada

Viene a clase una persona enviada por el ayuntamiento, para supervisar todo aquello que tenga que ver con el covid. Me ha parecido ver a esa persona asomarse un momento antes de entrar en clase. Ha desaparecido y ha vuelto, y ha entrado, esta vez, sí, presentándose abiertamente como la persona encargada de supervisar todos aquellos aspectos relacionados con el covid. Ha corregido nuestras posturas, nuestra colocación en el aula, el gesto de nuestras mascarillas. Dice tener toda la información pertinente. Se ofrece para proporcionárnosla, a cualquier hora, en cualquier momento. Y se va. Suena el timbre. 

 

La nariz

Siempre con la nariz fuera de la mascarilla. Te lo he dicho mil veces. ¡No pasa nada!, dice ella. Es lo mismo. Tranquilo, ya me la pongo bien. Y vuelta otra vez. 

 

 

Adolescencia

Lo que en la infancia era amable en la adolescencia es abrupto, esquivo, duro. Se palpa el desprecio. El juego consta de hacerlo consciente. Sobreponerse al cambio. No abandonar el disfraz. No cortar la comunicación. A partir de ahora nada importa. Todo puede ser dicho. Eres el molde sobre el que construir una personalidad a la contra. Bienvenido el desconcierto. Piensa que esto te hará envejecer de manera definitiva. Ya sólo tienes que ser comprensivo. Siempre por detrás del acontecimiento, como espectador. Prepárate para el desfile de una nueva barbarie. Asumir cientos de prejuicios sobre ti. Racionalizar aquello de lo que se te acusa. Santa paciencia. Asumir con naturalidad todos los errores, propios y ajenos. 

El realismo y la fantasía

Se acallan las fantasías; cuando, ahora, la realidad se impone de manera desmesurada. Voy a tratar de introducir esta idea en el proceso educativo. Necesidad de la realidad. Necesidad de la realidad despojada de cualquier fantasía. Entiendo que se nos bombardea con fantasías, cada vez más pirotécnicas, para adormecernos. Siempre se nos quiere impedir conocer la realidad. En la fantasía hay un letargo de este conocimiento. Una lentitud. Un lujo innecesario. Basta con aprender a desprenderse de las fantasías; las impuestas y las autoimpuestas.