sábado, 29 de junio de 2013




Eloy Tizón dice en una entrevista
que nunca se llevaría un libro de Raymond Carver
a un hospital, para leerlo antes de ser operado
a vida o muerte.
Algo así creo haber entendido.
En cambio, sí se llevaría uno de John Cheever
para leer en esas circunstancias.
Tizón dice que Cheever, a pesar de su tristeza,
le ayudaría a superar la enfermedad.
Al contrario, Carver, la agravaría.
Creo que nunca había escuchado a un autor
célebre hablar en esos términos;
del sentido terapéutico de la lectura.

Yo, la verdad, invertiría esos dos nombres:
Carver me ayuda y Cheever me hunde.

2 comentarios:

  1. Dependiendo de los momentos, ambos, Cheever y Carver, me hundirían. me ayudaría el propio Tizón

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  2. yo imagino a Carver escribiendo como si carraspeara, como un viejo tozudo, en las últimas pero aguantando; lo que, en cierto sentido, supone una especie de ideal de vida... Cheever, en cambio, siempre me ha parecido mucho más blando o lastimero

    Tizón tiene una sensatez un tanto helada, nada que ver con los anteriores; aunque todo son impresiones subjetivas

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