
Eloy Tizón dice en una entrevista
que nunca se llevaría un libro de Raymond Carver
a un hospital, para leerlo antes de ser operado
a vida o muerte.
Algo así creo haber entendido.
En cambio, sí se llevaría uno de John Cheever
para leer en esas circunstancias.
Tizón dice que Cheever, a pesar de su tristeza,
le ayudaría a superar la enfermedad.
Al contrario, Carver, la agravaría.
Creo que nunca había escuchado a un autor
célebre hablar en esos términos;
del sentido terapéutico de la lectura.
Yo, la verdad, invertiría esos dos nombres:
Carver me ayuda y Cheever me hunde.
Dependiendo de los momentos, ambos, Cheever y Carver, me hundirían. me ayudaría el propio Tizón
ResponderEliminaryo imagino a Carver escribiendo como si carraspeara, como un viejo tozudo, en las últimas pero aguantando; lo que, en cierto sentido, supone una especie de ideal de vida... Cheever, en cambio, siempre me ha parecido mucho más blando o lastimero
ResponderEliminarTizón tiene una sensatez un tanto helada, nada que ver con los anteriores; aunque todo son impresiones subjetivas