sábado, 18 de enero de 2025

Menires del Valle de Tafí





David Lynch y J. J. Abrams

Twin Peaks y Perdidos.  Lynch en la prehistoria de los seriales actuales,  en los que se busca sorprender al espectador con escenarios de género fantástico. 


Quizá Lynch ha rentabilizado más que nadie,  en lo televisivo,  sus tics de autor.  Si nos vamos al cine,  entre Lynch y Abrams,  en mi opinión,  no puede haber parangón. 


¿Es el cine o los seriales de género fantástico un modo de expresión surrealista?


Soy consumidor de género fantástico.  Me gusta lo que la gente es capaz de imaginar.  Me gusta experimentar como espectador los mecanismos de la imaginación.  Aunque yo sea incapaz de imaginar nada.  Tengo una imaginación impotente.  Cuando hago algo,  simplemente copio lo que otro ha visto o imaginado. 


En cierto modo me siento fascinado por los mecanismos de la imaginación.  Pienso que,  en cierto modo,  ponen en contacto la realidad de las cosas con regiones irracionales,  dónde solamente uno puede guiarse por mecanismos intuitivos. 


A menudo esa toma de contacto se confunde con lo artístico.  O quizá no se trate de una confusión.  


Quizá mi falta de imaginación me inutiliza para tomar decisiones artísticas. Para mí la copia es un medio con el que llegar adonde yo no puedo llegar. 





viernes, 10 de enero de 2025

Malick y Herzog

 Ambos subliman la naturaleza,  la tienen como referente.  Aunque de diferente manera. 


Malick es un cineasta muy elegante. Parece no querer perder la compostura.  Nada hay sucio en sus imágenes. La naturaleza es una utopía acogedora.  La salvación.  


Herzog es hiperbólico.  En él,  hasta lo cotidiano,  hasta lo aparentemente sencillo,  tiene que resultar difícil. En Herzog el mundo natural no es un refugio acogedor. Al contrario,  lo natural ofrece continuidad con el mundo humano.  Es la expresión del peligro,  el miedo.  La muerte. 


¿Siempre ha sido religioso,  Malick? ¿Es, a pesar de todo,  religioso,  Herzog?

lunes, 6 de enero de 2025

Epicteto y Marco Aurelio

Las concomitancias son evidentes,  por la doctrina.  Ahora parece que nos quieren a todos estoicos. Pero por el lado del aguante; no tanto por la sencillez en las costumbres.  Estoico se quiere tanto al pobre como al rico.  Para todos la vida tiene un poco de mierda. Te verás obligado a hacer lo que no quieres hacer; no tienes más que resignarte y seguir. Epicteto,  un esclavo,  cojo,  del que ni siquiera se conoce su nombre,  ágrafo,  como Sócrates. Marco Aurelio, emperador,  que escribiera para sí mismo en el frente,  combatiendo durante décadas contra los bárbaros.  Una misma doctrina para dos circunstancias bien diversas.  Así nos quieren.  Hay estoicos entre los directivos de Silicon Valley y entre los de empleos precarios.  Como no lo puedes cambiar,  aguántalo. 

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