Cuatro por cuatro

Volviendo a casa, pensando en cómo me ningunean mis alumnos, en cómo me ningunea mi propio hijo, en el cuadro horrible que pinté a petición de mis jefes y que cuelga en la entrada de ese lugar de trabajo que revisito todos los días, símbolo de mi sumisión... Pensando en todo ello me encuentro en la carretera un enorme cuatro por cuatro de una marca ostentosa, no se cuál, y que circula con parsimonia luciendo tamaño y poder. No se me ocurre qué puedo hacer en contra de ese cuatro por cuatro, en contra de cualquier otro cuatro por cuatro. Circula por la misma carretera que yo, medio metro por encima de mí, tal vez un poco más. Regreso a casa y aparco en la calle junto a uno de ellos. Podría conspirar si encontrase a alguien con el mismo sentimiento en contra. Pero estoy solo en esto. Y no se me ocurre nada.