miércoles, 5 de septiembre de 2018

(Sobre la amistad entre Thiem y Nadal)

Nadal es dueño de una región tenística. Hace tiempo que llegué a esa conclusión. Si el tenis puede compararse con la geografía, Nadal, muy pronto en su carrera, se hizo el dueño y señor de una región tenística (luego conquistaría otras regiones, pero esta primera ha sido y, por lo visto ayer, es fundamental para él). En esta región ya no funciona la lógica habitual. Se trata de una región inhóspita en la que nadie, excepto él, es capaz de sobrevivir. Basta con que el rival se deje llevar por Nadal a esta trampa tenística, a esta dimensionalidad específica del mallorquín, para que ya nada funcione igual y ya nada importe. En este territorio ya poco importa si el saque es mejor o peor, no importa si la muñeca está fina y uno encuentra las líneas, poco importa seguir una estrategia, pues las leyes tenísticas se han alterado. Imagino que en esta geografía nadaliana, ni siquiera la gravedad funciona tal y como la entendemos. El aire no llega igual que en condiciones normales. Imagino que al finalizar el encuentro, el rival de Nadal ya solo puede estar agradecido de salir indemne, de, pese a todo, seguir de una pieza cuando todo acaba y el mundo vuelve a ser reconocible y uno puede irse a casa a descansar y recapacitar acerca de qué demonios es lo que acaba de pasar.

(...)

Yo, la verdad, no sabía que Nadal y Thiem fuesen tan amigos.

De cualquier modo, el austríaco ha sufrido ya varios severos correctivos por parte del mallorquín. Estuve leyendo aquí algunos comentarios durante el encuentro y había burlas e insultos de todos los colores hacia Dominic. Y yo creo que no solo por este partido pero también por este partido y sobre todo por este partido Thiem se ha ganado una dignidad tenística fuera de toda duda. A mí me parece un muy buen tenista que, si bien no alcanzará nunca el estatus inmortal de los Nadal, Djokovic o Federer (con 25 años ni siquiera le da ya tiempo), espero que el destino le premie con al menos dos o tres grandes títulos en su carrera. Su tenis se lo merece. Y sí, a pesar de que creo que necesita aprender a variar la velocidad de sus golpes con mayor habilidad, sí, digo, me parece un tenista elegante, con una mecánica corporal muy clásica, casi de libro. De manera que cuando me falte Rogelio, en Thiem voy a tener a uno de mis nuevos candidatos para continuar interesándome por este deporte de esta manera "partidista" con la que algunos encontramos el aliciente como espectadores.

Thiem no es del palo de Nadal, eso creo. Pero si ha recibido como digo algunas lecciones de parte del mallorquín (la de ayer una de las más importantes). Por lo que en cierto modo Nadal es su maestro. Espero que ello le curta como tenista y le sirva en futuros retos. Y si se vuelve a encontrar en otra ocasión en otro torneo con su amigo, con su maestro, espero que haya aprendido de verdad la lección y que ya lo único que le reste sea, sin piedad, ejecutar aquello que los surrealistas llamaron "matar al padre".

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