No entiendes el mundo, amigo. Te sorprende, para mal, lo que va llegando. Sexo cuqui, sexo de usar y tirar, sin significado, banal como una hamburguesa con cebolla caramelizada. Ya el perreo del reguetón te hizo sentir viejo. Ahora viene esa tal BB Trickz y dice que tiene el toto limpiecito y ya. A dónde va a parar todo esto. Darte un paseo por Instagram te hace añorar el celibato. No era esto la revolución sexual.
Entonces llega Rosalía y dice que se ha pasado años leyendo hagiografías de santas y ya. Uno nunca hubiera supuesto que el nombre de Simone Weil sirviera para apuntalar un hit de la música popular globalizada. Aquella anarquista que hizo voto de pobreza y vio en la idea de lo religioso una forma de oponerse a la explotación capitalista. También la Santa de la columna Durruti ha sido engullida por la gran maquinaria del dinero. Aquí todo vale para seguir trincando, una cosa y la contraria.
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