martes, 2 de abril de 2024

Un dadá popular

El dadaísmo nació para combatir la mercantilización. Pero la mercantilización es tan puta que pronto comenzó a mercantilizar el dadaísmo. Duchamp tomó nota e hizo unas cuantas copias de su urinario; más tarde anunció su retirada. El dadá trajo la performance, a priori difícil de mercantilizar. Luego el mercado aprendió a vender no tanto el objeto como la idea. Si alguien se come el plátano que se exhibe en las paredes de un museo con un trozo de cinta adhesiva, que nadie se escandalice; el propietario de ese plátano no lo es del plátano en sí, sino de la idea de exhibir un plátano con una cinta adhesiva. A partir de ahí, el mercado es capaz de vender cualquier cosa, cualquier pose, cualquier crítica, entrando de lleno en una espiral perversa destinada a mover y blanquear dinero.


El meme, en mi opinión, será el contrapunto popular de dadá. Ya no hay discurso antimercantilización sino inmersión total. El meme (destinado a mimerizarse, es decir, a viralizarse) forma parte de la fiesta sin fin del capitalismo; que se propaga sin trabas ni obstáculos en las redes sociales. El meme performativo será el challenge (desafío): performance sin significado, que añade bromas sin fin al universo de bromas que circula en las redes sociales.

1 comentario:

  1. Veo que también sufres de hijos, alumnos, compañeros de trabajo 20 años menores que uno que viven en la cultura absoluta del meme. Homo Ludens que les llamo yo. Porque no los reconozco ni como de mi misma especie. Se me revuelve el estomago solo de pensar en esta generación que pierde mínimo dos horas al día viendo idioteces varias en forma de video corto sin tener la más mínima sensación de que eso es dejar de vivir. En fin. Un abrazo.

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