Miro esa pila de libros con cierto desprecio. Quizá en otra época me gustara exhibirlos con orgullo. Hoy forman parte del despropósito como un todo. Como querer educar a mi hijo apartándolo de esa especie de hedonismo macabro que creo ver en los de su generación. Cuando en mi viejo tocadiscos sigue sonando una música deprimente y drogadicta. Seguiremos intentándolo. Aunque, lo hablo con su madre, quizá yo no sea lo más apropiado para él. Para quererle y guiarle.
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