Los fantasmas

En la ciudad solo. Como hacía tiempo no sucedía. En la calle solo, durante horas. Me he acordado de que me gustaba esa sensación. Deambular, intentando no encontrarme con nadie conocido. Intentar perderse un rato. En la calle solo. En la calle turista, perdido. Temiendo encontrar a alguien y sentirse obligado a explicar por qué, adónde, qué se hace aquí a esas horas. Mirar a la gente es mi deporte favorito. Desde una academia de peluquería en la hora de salida hasta una escuela de diseño. Todos los excesos infantiles, callejeros, me tienen atento. Pero no me pierdo, en unas horas vuelvo, con un par de libros bajo el brazo. Y un niño charlatán preguntando en voz alta los secretos de un cambio de marchas.