Estamos en una calle cualquiera, parados en un semáforo. Junto a nosotros, dos chicos de la misma edad y aspecto similar. Uno lleva varias bolsas de supermercado, el otro una mochila en la que guarda un monopatín. Son casi la misma persona, desdoblada. Lo funcional y lo lúdico, el alimento y el juego, la obligación y la devoción.
Nuestro problema es que ya apenas le dedicamos tiempo al monopatín.
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