lunes, 18 de enero de 2021

Una reco

El confinamiento anterior me costó una muela. No importa, teniendo en cuenta todo lo que se ha perdido. Pero no quiero que me vuelva a ocurrir; así que voy al dentista y el dentista dice que me hace falta una reco. Me toca las narices que utilice así una abreviatura; no entiendo el motivo. Mi relación con el dentista es estrictamente sanitaria, esto es, profesional; es decir, formal. A qué viene frivolizar así con el tratamiento que pretende aplicarme. Ni siquiera puedo verle la cara. Se ha cubierto como una momia, con una especie de gasa y unas enormes gafas y un gorrito azul. Todo ese raro atuendo para protegerse de mi boca. Mi boca que permanece oculta todo el día y se desnuda para ese dentista que se dispone a hacerme una reco. Como siempre, salgo de aquel ambiente pulcro con la sensación de que también un lugar como éste, que debería emplearse en la salud de la gente de manera exclusiva, también ha sido corrompido por el dinero. 

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