miércoles, 4 de noviembre de 2020

Gente normal

Un mendigo duerme en la calle, cerca de mi casa. Esta afirmación debería parecerme terrible; pero uno soporta afirmaciones así porque, de lo contrario, se pegaría un tiro cada cinco minutos. Duerme en una antigua oficina de banco abandonada, sobre cajas de cartón. Por el día se sienta en un banco de madera y deja una cajita metálica junto a él, en el suelo, para que la gente le eche monedas. Este señor tiene un aspecto muy normal. Parece una persona con un gran sentido común, tratando de no perder la paciencia. Le ha tocado estar ahí y lo lleva con resignación. Ayer, una mujer mayor se paró a hablar con él. Le dio una bolsa con algo de comida, de la que sobresalía el extremo de una barra de pan. Y mascarillas. Estos días, el mendigo se sienta en su banco de madera con la cara cubierta, como todo el mundo. 

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