lunes, 3 de septiembre de 2018

(Sobre David Ferrer y el proletariado)

Ferrer es un gran trabajador del tenis; un tenista proletario, válgame la contradicción (pues el tenis, como todos sabemos, es deporte de pijos; esto es, de patronos, o, mejor, de hijos de patronos). Ferrer es un tenista con aspecto de futbolista, con andares de futbolista, con piernas de futbolista.

Su estilo de juego a mí me gusta poco; pero no es el día de criticarlo. En mi opinión, el ejemplo de Nadal fue decisivo en la carrera de Ferrer: le dio impulso, le hizo creer que él también podía, que con esfuerzo, trabajo y lucha en la cancha de tenis los resultados vendrían.

(Y, bueno, comentar aparte las preciosas fotos que han puesto para ilustrar el artículo: esos músculos nadalianos, ese brazo fibroso, superdefinido, en pleno esfuerzo... Ferrer, como buen proletario, nunca ha tenido esas hechuras. Pero el trabajo manda. Y ahora manda descansar.)

(...)

Decir que es un tenista "proletario" no es desde mi punto de vista una crítica (defiendo el proletariado). Es solo una metáfora para indicar que su tenis es trabajoso y él como tenista un currante (aunque sea millonario como toda estrella de este deporte); al contrario que otros, como Kirgios, por ejemplo, que se las dan de no currar nada. Que parece un futbolista ahonda en la misma metáfora (¿dónde ves tú la crítica, o es que consideras el fútbol un deporte inferior al tenis?)

(...)

Cada uno vive sus contradicciones como puede o quiere. Juego al tenis desde niño. Intenté dejarlo porque, como digo, no me gusta el estatus social de este deporte (no hay más que darse una vuelta por los clubs de tenis de cualquier ciudad). No tengo por qué dar explicaciones de mí. Pero hace tiempo que decidí que amo este deporte, en sí, aunque odie el contexto en que generalmente se produce (y digo generalmente porque no siempre creo que resulte odioso; no todo son clubs privados; también hay canchas públicas y gente de clase no demasiado acomodada practicando tan ricamente).

Evidentemente hay una crítica implícita en el hecho de que yo diga que su tenis no me gusta. Pero lo que no digo y por eso digo que no es el día para decirlo, es por qué no me gusta; y no me voy a extender aunque te empeñes en tirarme de la lengua (o del teclado). Lo de la metáfora proletaria, lo del trabajo, y lo del fútbol, son halagos hacia su tenis y hacia su persona (no creo que sea malo llamar trabajador a un deportista); aunque tu entiendas lo contrario porque deduzcas de mi declaración de que "no me gusta su tenis" que todo lo que yo pueda decir de Ferrer sea negativo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.