lunes, 3 de septiembre de 2018

(Sobre Andy Murray y el esfuerzo)

La segunda fotografía del artículo es sintomática: no se si está sacando o solamente está smashando; de cualquier manera el rostro desencajado por un movimiento que en otro momento debía ser casi un automatismo. Para mí es tristísimo ver a un tenista como Murray en esta situación. No sólo por lo mucho que admiro su tenis; sino también por lo difícil que lo ha tenido lidiando con Nole, Rafa y Rogelio.

Todos hemos visto lo mucho que le ha costado llegar a la cumbre. La paciencia que ha tenido. Los demonios que ha tenido que espantar por el camino. En el mejor momento, disfrutando de un efímero y merecidísimo número uno, la cadera se la juega. Recuerdo haberlo visto jugar lesionado, renqueante, sin apenas movilidad. En una de esas imágenes paroxísticas que a veces ofrece este deporte. Solo espero que la edad no sea una traba para volver a disfrutar de su mejor versión. Me declaro andyano por siempre y para siempre.


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