
El hombre que nunca has visto
es el que te sostiene en la lucha;
ése que llegará
algún día.
No está afuera en las calles o
en los edificios, o en los
estadios.
O si se encuentra allí
me lo perdí, de algún modo.
Él no es uno de nuestros presidentes,
hombres de estado o actores.
Me pregunto dónde encontrarlo.
Camino por las calles,
paso por kioscos y hospitales,
teatros y cines, cafés.
Me pregunto si él está en esos lugares.
He buscado casi medio siglo
y no lo he visto.
Un hombre vivo, verdaderamente vivo,
que cuando baje sus manos,
después de encender un cigarrillo,
veas sus ojos
como los ojos de un tigre mirando el pasado
contra el viento.
En ese momento, cuando las manos se bajan,
la mirada del hombre
permanece
siempre, siempre.
Pronto será demasiado tarde para mí,
habré vivido una vida
repleta de kioscos, gatos, sábanas, saliva,
diarios, mujeres, puertas y otras cosas.
Pero en ningún lado
un hombre realmente vivo.
Siempre he dicho que es infinitamente mejor poeta que narrador de aburridas rijosidades
ResponderEliminarestoy de acuerdo; probablemente, el "maestro" de Bukowski, John Fante, sea mejor prosista, igualmente crudo pero menos, como tú dices, rijoso
ResponderEliminarCómo narrador Fante -¿su maestro?- está en efecto a años luz
EliminarBukowski bebe de Hemingway y de Fante, o eso cuenta... y al ganar popularidad Bukowski se rescata a Fante, hasta entonces un escritor olvidado
ResponderEliminarSí, Hemingway no podía faltar por aquí.
ResponderEliminarCierto, de Fante no se acordaba ni dios. Y Hemingway es muy estimable, como cuentista claro, como novelista es mediocre y como autopropagandista machote, patético
ResponderEliminarEso es porque no dejaba salir de vez en cuando al pájaro azul.
ResponderEliminarMe encanta llevarlo a la cama alguna que otra vez, sin exagerar.
Saludos