jueves, 7 de noviembre de 2013




El libro nace del libro. Las palabras van tirando unas de otras. Digamos que en esa fase inicial lo único que tengo claro es el sueño del libro. Intuyo el efecto emocional que su lectura causaría en mí, en el supuesto de que existiese. Pero todavía no existe. Tengo, pues, que inventar la historia para que produzca ese determinado efecto, y no otro. Cuanto más me acerque a mi sueño, más cerca estaré de conseguir mi propósito y quedarme tranquilo.
Hay que desarrollar un oído finísimo, un oído de músico, para aprender a escuchar y respetar las necesidades de la escritura, que no siempre tienen que coincidir con las nuestras. Silencio. Si uno se calla y escucha con atención el tiempo suficiente, verá cómo el libro habla. Se dirige a nosotros en voz baja, llamándonos por nuestro nombre, y nos susurra algo al oído. La historia pide cosas y nosotros debemos dárselas. Es una relación de mutua dependencia. En todos los sentidos es una relación, como ya he insinuado, amorosa. Aprender qué es beneficioso y qué es perjudicial para lo que estamos narrando es, precisamente, el camino que nos conducirá a nuestro sueño de llegar a convertirnos en escritores.
Así pues, yo no parto de una historia definida, con personajes nítidos y una acción trazada con tiralíneas, sino del deseo de que haya una historia (subrayo esto). Escribir, para mí, es tener ganas de escribir. Ganas de que haya algo donde antes no había nada. Ganas de llenar un hueco. De cubrir un vacío. De salvar del olvido algo, algo pequeño, irrelevante, de poco peso, como el color del cielo una tarde, el traje arrugado de Sergio o un reflejo rojizo en la melena de Paula. Cualquier cosa. Soy muy visual (lo era ya antes de dedicarme a escribir; mi primera vocación fue la pintura), por lo que siempre necesito apoyarme en imágenes. Todo lo que he escrito hasta ahora, bueno o malo, está perforado por una mirada, la mía, y confío en que el temblor de esa mirada aporte intensidad a la prosa.

2 comentarios:

  1. Intensidad y temblor definen bien a Tizón.
    Aún no he leído ninguna de sus novelas pero tengo comprada "Seda salvaje" para empezar. Tengo mucha curiosidad por ver como encauza o sostiene esa intensidad y ese temblor dentro de los parámetros d la novela.

    ResponderEliminar
  2. estoy de acuerdo; intensidad y temblor... yo tampoco he leído ninguna de sus novelas; aunque dicen que no es tan estupendo en la larga distancia compré Labia

    ResponderEliminar

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.