miércoles, 9 de octubre de 2013




Uno sin ninguna razón
Pero en vista de que los otros
Se preguntan con preguntas de los otros
Y encima las responden con palabras de los otros
Qué diablos hacer
Sino evidentemente escribir como los otros
Y dudar, claro
Repetir y reiterar
Y buscar
Buscar y rebuscar
Y no encontrar
Ponerse a desesperar
Y decirse que tampoco sirve para nada
Mejor sería ganarse la vida
Pero mi vida es mía, solo mía, mi vida
No necesito ganármela
Desde luego esto no es ningún problema
Es justo lo único que no es, un puto problema
Problemas, precisamente, son todo lo demás
Pero están todos formulados
Todos se lo han preguntado
Hasta en los más mínimos detalles
Entonces a mí qué coño me queda
Ellos ya me han quitado las palabras amables
Las más bellas palabras, las que mejor suenan
Las espumosas las cálidas las graves
Los cielos las estrellas los candiles
Y las brutales olas en los muelles
Rabiosas erosionan las rocas rojas
Todo está repleto de tinieblas y de gritos
Repleto de sangre y repleto de sexo
Repleto de anhelos, repleto de suspiros
Y a mí qué coño me queda
Debo preguntarme en silencio
Y sin escribir y sin dormir
Es preciso que busque para mí
Sin decírselo ni siquiera al portero
Ni al puñetero enano que corre bajo mi suelo
Ni al cabrón del sodomita que hay en mi bolsillo
Ni al pastor de mi cajón
Es preciso que me sonde
Yo solito, sin siquiera una monja enfermera
Que me coja la pilila
Y me acribille como un madero
Con una lanza bien untada en vaselina
Es preciso, es preciso que me meta
Un tubo en las mismísimas narices
Para atajar un envenenamiento cerebral
Y que vea fluir mis palabras
Todos se han preguntado
Yo no tengo derecho a la palabra
Han cogido las más bellas, las más resplandecientes
Se han instalado ahí arriba
Justo en el lugar de los poetas
Con sus liras a pedales
Con sus liras a vapor
Con sus liras de ocho cuerdas
Y sus Pegasos a reacción
No me queda ni el más mínimo tema
No tengo sino las palabras más planas
Las palabras más estúpidas, las más fofas
No tengo más que me yo él la los las
No tengo más que cuyo quien que qué es
Más que y, en, con y entre
Más que él, ella y él, ellos nosotros vosotros ni
¿Cómo quieren que haga
Un poema con estas puñeteras palabras?
Pues vale ¿Qué coño le vamos a hacer? No lo haré

6 comentarios:

  1. Un francés con problemas existenciales. Otro que tal, vamos.

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  2. Que tal y tal... pero ¡qué bueno!
    Tuve un blog hace años y dediqué un post precioso a Boris Vian y a C. Bukowski, entre otros temas variados.
    Me gusta este tipo de poema, como el tuyo, porque cuando quiero academia me voy a mi paisano Góngora, a Quevedo, a Borges...
    Tengo su foto y le recrimino que no quisiera cuidar su corazón por el enfermizo amor que le tenía a la trompeta.

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  3. es un poco antipoema, el poema... no sabía que tuviera problemas cardiacos, además de existenciales

    un saludo

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  4. Y tanto que los tenía: al parecer, la palmó durante un visionado de la película basada en "Escupiré sobre vuestra tumba", que le disgustó profundamente, aunque creo que no era para tomárselo tan a pecho (nunca mejor dicho).

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  5. Anónimo, no me lo tomo eso de su muerte tan alegremente como tú, padecía la enfermedad desde muy jóven por unas fiebres reumáticas (así lo llamaban en la época) y luego: cómo anda uno en esos momentos y las cosas que haya comido, bebido...
    Y el disgusto era razonable aunque no para tanto, anónimo.

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  6. Sigo preguntando como él, tanto él como yo tenemos derecho a reflexionar y a preguntar a Dios, que parece muerto desde que Nietzsche lo mató en nombre de todos y nos quedó el espíritu colgado de la cruz cristiana.

    Saludos

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