viernes, 28 de junio de 2013




No encuentro la felicidad en las pequeñas cosas.
Las pequeñas cosas de la vida no me bastan.
No me basta con el que dicen su encanto inefable,
aquel que tanta poesía en nombre suyo causa.

Una velada amena, pongamos por ejemplo;
ese goce humilde de las pequeñas cosas;
ese goce humilde no me satisface,
ni me basta, digamos, el temblor de una rosa.

Y sé que voy a estar insatisfecho eternamente.
Sé que voy a ser infeliz toda mi vida.
Porque es verdad que el hombre sabio en ello se deleita,
y yo mismo sé que en ello reside la armonía.

Pero este corazón mío es un pozo sin fondo.
Y me digo que algo habrá más allá de estas minucias
de las que acaso sólo gocen quienes, dignos del Olimpo,
se basten para sí con las mieles más insulsas.

2 comentarios:

  1. Brutal.
    J.M, feliz estoy de que me descubras tantos enigmáticos poetas.
    Este es mi verano, gracias a ti.

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