miércoles, 26 de junio de 2013




Ahora que los escritores nocilla se extinguen o, por lo menos, parecen en decadencia, desplazados por el resurgimiento de los nuevos escritores llamados drama... Con esa vuelta a las estructuras narrativas tradicionales, de aires recios y estructuras serias... Ahora que las abstracciones pop de los nocilla se han vuelto anticuadas, con esa vacuidad de experimentos sin sustancia... Ahora que los escritores drama nos parecen igualmente gilipollas, pretendiendo haber inventado lo ya inventado, y sirviéndolo como algo nuevo (al igual que hicieron los anteriormente llamados nocilla)... Ahora que cuesta creer en la verdad de la literatura (como cuesta creer en cualquier verdad); y lo fácil es sentir el peso de las grandes verdades del pasado (pero las de verdad, las de los Flaubert, los Cervantes y los Faulkner, allí donde se sustenta la verdad de lo que fue literatura)...

Ahora uno lee a un tal Eloy Tizón y tiene la sensación de que la verdad de la literatura no ha muerto; de que no ha sido sepultada definitivamente por el peso terrible de todos estos autores muertos, anteriormente mencionados; y de que todavía vive, al margen del marketing de las empresas editoriales, discretamente, en silencio, en un segundo plano, lejos del ruido ambiental, trabajando la orfebrería del lenguaje, haciéndolo más preciso, más rico, más bello, como modelado por un viejo artesano. Ahora que los nocilla quieren ser drama y los drama pretenden ocupar el puesto de los nocilla, uno lee ese libro diminuto titulado Velocidad de los jardines y no entiende que no haya nadie que lo reclame para esos primeros puestos en el ranking de lo popularizable. Y eso que uno tan sólo ha leído ese librito discreto y un poco cursi; pero ya se impone la certeza de haber descubierto un gran autor, uno de esos escritores que parecen no tener escuela y dominan el lenguaje como nadie. Uno de ésos que te deslumbran sin que parezcan pretenderlo; en los que, todavía, uno cree reconocer hallazgos, aciertos, invenciones.

Un solo párrafo de Velocidad de los jardines vale lo que todo un libro drama o nocilla, con todo su ruido de modernidad vacía. Puede parecer una chorrada, pero leyendo a Tizón a uno le viene a la memoria la perversa habilidad para la metáfora de Vicente Aleixandre: esa misma elegancia discreta, la misma inteligencia formal. Tizón se declara nabokoviano, y sí, pero le falta el decantamiento del autor ruso por lo extraño y raro. Tizón inventa por el lado del lenguaje, no por el de la anécdota. A mí me parece mejor incluso que los afamados Marías, o Vila-Matas, o por lo menos de ese mismo nivel. A mí me parece que Tizón escribe como le hubiese gustado hacerlo a Marías, con altura pero sin engolamiento, con precisión pero sin necesidad de reiterarse. Tal vez me equivoque. Tizón hace una literatura de la ligereza, pero sin alardes, sin exhibicionismos; es decir, no como el shandy Vila-Matas. No creo que llegue a los niveles de prestigio y popularidad de estos dos; por lo que tiene de auténtico, de poco airado. A no ser que le pase como a Aleixandre y le den un premio Nobel y pase de manera inesperada a un primer plano. O puede que yo me haya equivocado y el resto de sus libros sea una mierda. Puede que Tizón sea un mediocre que una vez dio en el blanco. En cualquier caso, Velocidad de los jardines me parece un gran libro, de los que se guardan en la memoria.

5 comentarios:

  1. Joder, tío...Estoy absolutamente de acuerdo contigo: Velocidad de los jardines es para mí una auténtica maravilla

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  2. Seda salvaje y Labia son también estupendos, de todas formas Velocidad de los jardines es un secreto a voces que ya señaló el gran crítico Rafael Conte, antes de morir , como uno de los mejores libros de relatos de las últimas décadas. Y hasta le han incluido en antologías traducidas y prologadas nada menos que por Banville (esto me entero por la wiki). Y sí que es nabokoviano: en su gusto por lo extraño (no de extravagante, sino de extrañeza)

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  3. yo lo descubrí por casualidad, al leerlo me extrañó no haber oído hablar de ese libro; ahora he comprobado en internete que Tizón no es tan desconocido: hasta fue finalista del Herralde... tengo que buscar Labia u otros libros...

    gracias por los comentarios

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  4. Ayer por la tarde lo releí. Veinte años después. Voy a dedicarle un post (culpa tuya)

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  5. Pedido queda el librito. No puede ser malo con lo que contáis.
    P.D: Siento no poder comentar tan habitualmente pero me han capado el ordenador desde el que habitualmente lo hacía, el del trabajo (se creen que así aumentará mi productividad, jajaaa... en fin, que sigo por aquí, leyendo y eso.
    Saludos.

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