miércoles, 12 de junio de 2013




El sistema nervioso debería estudiarse en las escuelas. Pero, el propio. Tal vez de ese modo conoceríamos mejor nuestras reacciones en lo cotidiano y evitaríamos algunos escollos. No obstante, casi siempre es un mecanismo que funciona por su cuenta, de manera imprevisible.

La locura y el arte. Excesos. Abismos. Hay gente que siente una irremisible atracción por los abismos. El Romanticismo se inventó la locura para el arte. El desvío de la norma. Lo anti-convencional. Luego, el exceso se comercializa, en cierto sentido se vuelve norma, da prestigio, se aburguesa en algunos aspectos de la cultura popular. El exceso es espectáculo. En el rock, por ejemplo.

Yo soy poco de van goghs. No me gustan los neurasténicos. No me parecen prescriptivos: mejor no caer en esa clase de histerismos. El sistema nervioso se trasluce en sus dibujos y poemas como una huella dactilar. No hay disimulo posible: su desequilibrio es desbordante, hiere, inquieta.

Si no soporto los locos, los locos-artistas, tampoco soporto los guapos. Los guapos no pueden escribir bien, no pueden dibujar bien, no pueden ser artistas excelentes. Los guapos son guapos, ya tienen suficiente con el éxito de ser guapos, con esa complacencia.

Entonces, ¿qué hace tan atractiva la poesía de Anne Sexton? Era una guapa neurasténica. Una loca glamourosa, una pija torturada, casada y con hijos, de clase acomodada o lo que sea.

Yo creo que Anne Sexton es tan atractiva porque es una loca sensual. A mi modo de ver, la locura coarta la sensualidad. El loco queda embebido de locura, hecho nervio, hecho sistema nervioso. En el loco hay violencia, destrucción; pero no sexo. La locura no es voluptuosa. Está astillada, rota. ¿Cómo pudo Anne Sexton conservar la voluptuosidad en el precipicio de la locura?

Anne Sexton me gusta no por loca, ni por guapa; tal vez por loca-guapa. Y porque en el fondo el abismo de Anne Sexton es antirromántico. Anne Sexton tiene más que ver con John Cheever (si John Cheever hubiese desatado su homosexualidad) que con, por citar un loco paradigmático, Antonin Artaud. La violencia de Anne Sexton es arrobante, como la de John Cassavetes. (Qué bien hubiese dado la guapa Sexton en una buena película de Cassavetes.)

Un poema de Anne Sexton puede ser cualquier cosa. También una cosa descuidada, incorrecta, mala. Parece que Sexton no haya buscado ninguna perfección; sino determinadas sensaciones, huidizas, malsanas e insociables.

10 comentarios:

  1. Ay, S.A... Cuando Aerosmith cantaba "Living on the edge" me alivié al saber que le pasaba a más gente y encima famosos: "gente que siente atracción por los abismos".
    Como guapo artista tengo que salvar sin lugar a dudas a Amedeo Modigliani, siempre hay excepciones.
    La Sexton debía ser consciente del vértido que produce vivir al límite.
    Encantada de leerte.

    Valeria

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  2. Está muy bien tu tesis sobre la locura no sensual (ni sexual, aunque eso, opino, es más dudoso); ahora nada: a curarte de ese romanticismo desatado que te ha entrado con esta guapa neurasténica, o no, no te cures.

    A mi Van Gogh me gusta, entre otras cosas, porque por comparación me hace sentir sano y equilibrado

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  3. Yo creo que la Sexton quizá, no fuera tan guapa como aparece en las fotos. Por eso escribe tan bien, la maldita. A mi me da que era más bien una de esas mujeres no guapas pero sensuales, ronroneante, una Marilyn Monroe menos necesitada de amor que ella y, por lo tanto, más inteligente. A pesar de ello se sabía atrapada- matrimonio, hijos, patriarcado- y por mucho que escribiera sabía que la literatura era una farsa, que nunca sería libre, al menos en esa vida que le había tocado... probablemente sí en la muerte.
    Muy acertada tu comparación con Cheever, pues creo que todos los escritores norteamericanos ella era la más cercana a sus demonios.

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  4. Aerosmith son un excelente ejemplo de comercialización y aburguesamiento del exceso...

    un saludo a los tres

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  5. Y tu herida, ¿dónde está?
    Me pregunto dónde se encuentra, dónde se oculta la herida secreta en la que todo hombre corre a refugiarse cuando se atenta contra su orgullo, cuando se le ofende. Esta herida —que es también el fuero interno— es la que él llenará y colmará. Todo hombre sabe llegar a ella, hasta el punto de que esta herida acaba siendo una especie de corazón secreto y doloroso.

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  6. ¿Quién escribió eso Lans?

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  7. Laurent Mauvingier

    nada que ver con el melifluo Quignard, ni con el enrevesado Michon, ni con el meticuloso Bergounioux

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  8. Y el exceso nos ha traido estos lodos...
    ¿Volvemos a repasar el primer trimestre, antes de terminar el curso?

    Valeria

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  9. Emma, se equivoca J.M., lo escribió Jean Genet (El funámbulo), aunque el error de J.M debe venir porque lo cita Laurent Mauvignier en sue stupensa novbela 'Hombres'

    Y en cuanto a opiniones, yo no creo que Quignard sea tan melifluo, quizás sí un poco, pero Mignon desde lurgo no es enrevesado y Bergounioux más que meticuloso, creo, es tedioso. No estoy de acuerdo en casi nada esta vez con mi vuen J.M.

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  10. pido disculpas por el error (google a veces falla); y lamento que no estés de acuerdo, Lans: no siempre se puede dar

    y repasemos el trimestre anterior o lo que haga falta...

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