viernes, 5 de abril de 2013

Ella comienza a llamar mierdoso
todo lo tuyo. Tu ropa mierdosa,
tu coche mierdoso, tus discos mierdosos,
tus mierdosas revistas. Es un síntoma
evidente, muchacho. Todo esto ya cansa.
La tienes harta. Estás siendo expulsado
del paraiso. Llévate tus libros
a tu mierdoso estudio. Y con ese ansia
fagocitadora, llena tu estudio de ropa suya
de ese fondo de armario pasado de moda.
No hay premio. No hay nada. Queda esperar
el milagro de la resurrección.
La multiplicación de los panes
y los peces. El segundo hijo.
El recuerdo de la belleza
perdida. Si cabe, un nuevo verano.


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