domingo, 3 de febrero de 2013




La trastienda de las cosas. Antes, solamente nos llegaba la cosa en su esplendor, la cosa mitificada. El héroe deportivo o los salvadores de la patria. No eran hombres, eran dioses.

Todo el mundo sabía que aquello no era muy normal. Había mucha mierda escondida, eso seguro.

Los ciclistas se dopan para aguantar esas carreras tan largas. De lo contrario, imposible aguantarlas.

Antes no importaba tanto la trastienda de las cosas. Ahora la gente quiere saber lo que hay detrás de todo. Derribar los mitos. Que no haya dioses. Debe ser cosa de las redes sociales. Hay una especie de democracia de la información. Todo el mundo opina. Se produce un cambio de mentalidad.

Todo el mundo sabía que en política se hacen chanchullos. Los que mandan hacen lo que quieren. Para eso mandan. Dicen que lo hacen por la gente, por el pueblo; pero, no.

La confesión del ciclista Lance Armstrong constituye un hito del deporte. Habrá un antes y un después, probablemente. Se destapa la trastienda del deporte. Lo que ocultan todas esas gestas. Todo ese puto heroísmo.

Nos engañan. Nos han engañado siempre.

Ahora falta un mandatario que tenga los huevos que ha tenido Lance Armstrong. Alguien que marque un hito en el mundo de la política, que instaure una nueva era de transparencia. Aun a riesgo de quedar como un capullo.

Al fin y al cabo, todo el mundo les tiene por capullos deshonestos, chanchulleros.

7 comentarios:

  1. ¡Cómo me aburre este tema! (como a tí, supongo mis post de divulgación científica)

    ResponderEliminar
  2. joder, Lans, no suelo hablar de política, ni de ciclismo... no pasas una

    ResponderEliminar
  3. Mi tío abuelo, Julián Berrendero, "el negro de los ojos azules", nunca se dopó y pedaleaba como un demonio.

    ResponderEliminar
  4. y mi bisabuelo fue alcalde de un pueblo y no cobraba comisiones... siempre ha habido ingenuos, Emma; si "el negro de los ojos azules" se hubiera puesto de algo tal vez hubiese ganado dos o tres Tours de Francia, con ese pedaleo del demonio que dices

    uno de mis grandes ídolos de infancia, el gran John McEnroe, leí no hace mucho que en su autobiografía admitió haber tomado "sustancias" antes de los grandes partidos... su ex-mujer Tatum O'Neal lo acusa de haber ganado grandes torneos hasta arriba de coca y esteroides

    ResponderEliminar
  5. Ya.
    Ser ingenuo es ser niño un poco.
    Yo tengo que defenderme.

    ResponderEliminar
  6. no es malo ser ingenuo, todo lo contrario

    ResponderEliminar

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.