lunes, 19 de noviembre de 2012



El tertuliano liberal dice que los bancos son el corazón del sistema (o de la sociedad, o de lo que sea); de modo que el dinero es la sangre, el fluido que debe circular para que el sistema, la sociedad o lo que sea, funcione. El tertuliano liberal hace un balance general y dice que el problema de los sin casa es insustancial, pues en torno al noventa por ciento de la población total no tiene ese problema. El tertuliano socialdemócrata presenta una cara aparentemente más humana. El problema de la gente sin casa no puede relativizarse; no todo son grandes cifras. No obstante, el tertuliano socialdemócrata incide en la misma metáfora ilustrativa: el sistema padece del corazón y es el corazón (los bancos) lo primero que hay que atender. Que fluya la sangre, es decir, el puto dinero.

Entre el público, en ese mismo insidioso programa televisivo, una familia (padre, madre e hijos) que lo ha perdido todo. Habla el padre y dice que no sabe de economía; narra entre sollozos su problema particular y se dirige al tertuliano liberal para reprocharle que haya calificado lo suyo de insustancial o relativo, o lo que sea. El tertuliano liberal asume el papel de malo de película. El tertuliano socialdemócrata se atusa el cabello, orgulloso de haber quedado como el bueno. No obstante, al padre de familia no se le ocurre preguntarles a los dos por qué están de acuerdo en defender un sistema (circulatorio: corazón, bancos, sangre, dinero) que permite que haya gente a la que pueda sucederle lo que les ha sucedido a ellos.

4 comentarios:

  1. El gran teatro del capitalismo necesita siempre de dos títeres: uno, el malo malísimo; y otro, el mismo malo con careta de bueno. El punto y el contrapunto, de manera que los damnificados siempre tengan un asidero al que puedan agarrarse, al que puedan votar. El capitalismo gusta de vez en cuando de figuras como Zapatero u Obama que hagan que parezca que hay alternativas, que la gente crea que no todo está perdido cuando sí. Todo está perdido.
    Qué gran teatro el capitalismo, te hace estar siempre pensando en él para bien o para mal. Te circunda. Te inunda. Te absorbe. Te explota. Lo amas y lo odias porque te hace sufrir. Puto invento perfecto él.

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  2. sí, hijo, tenemos dos manos: la derecha y la extrema derecha

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  3. Que dimitan los políticos y llamen a los cardiólogos

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  4. En el hospital que me corresponde, ya hay dos cardiólogos menos, de verdad Lansky.
    Saludos

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