miércoles, 6 de junio de 2012

A. Caminas por la calle, por los alrededores de tu propia casa, buscando el lugar donde dejaste el coche aparcado. Una jornada cualquiera. Piensas que tu vida es aburrida y triste. Has entrado en una especie de bucle paroxístico y te dejas dominar, definitivamente, por una rara ansiedad. La ansiedad te matará, piensas. Te alimentas mal. De buena mañana, varios cafés te mantienen en pie. Eres, de alguna forma, una especie de autómata del café. Vives por y para el café. Hay días que no tomas otra cosa. La ansiedad ya debe estar haciendo de las suyas, royéndote las entrañas. Esto es la vida. No hay otra. Una sucesión continua de rutinas exasperantes. Una batalla diaria en la que lo que se pone en juego es el aburrimiento y el autocontrol. Paseas tu figura aburguesada (barriguita incipiente, calva lustrosa, negro riguroso) por la calzada. Portas una bolsa de trabajo. De pronto un agente de policía se te acerca. Un tipo motorizado con un uniforme de poli se dirige a ti. Querrá preguntarte por una calle, o algo. Te hace el alto, ceremonioso. Con esa rigidez fingida que tienen los policías. La moto ruge, como con fiereza. El rugido de esa moto es una banda sonora perfecta para los imperativos policiales. Pare usted, le estoy diciendo. Paras. Te sientes subyugado, indefenso. No va a ser una consulta amable. No lleva esa actitud. Te plantas frente a él. Pretende registrar tu bolsa de trabajo. No puedes creerlo. Es martes, son las ocho de la mañana. Tardas unos segundos en reaccionar. Por supuesto, dices, solícito. Y le entregas esa bolsa que solamente contiene libros y carpetas. Soy profesor, te explicas. No le interesa. Te devuelve la bolsa con todo revuelto. El policía se larga, dejándote ligeramente consternado.

B. Por la tarde, llevas a tu hijo a nadar a una piscina municipal que tienes cerca de casa. Los padres, mientras los niños nadan, esperan en las gradas. Esperas en las gradas junto a otros padres. Hay un tipo dicharachero que te cuenta cosas. Te cae mal. No soportas su ENTUSIASMO. Lo que ocurre después rubrica tu apresurada opinión. Acaba la sesión. Los infantes apenas han nadado. Los han tenido sentaditos en el bordillo, haciendo palmas. A lo sumo, el monitor los coge en brazos y los pasea unos metros, palmeando la superficie de la piscina. Son unos campeones, te dice tu amigo ENTUSIASMO. Ganarán las olimpiadas, le contestas, tratando de ponerte a su nivel. Nuestros hijos salen de la piscina y se acercan a nuestra altura. Justo debajo de las gradas hay unos bancos en los que el monitor previamente ha dejado sus zapatitos de goma y sus toallas. Tu hijo rápidamente le ha dicho al monitor cuáles son los zapatitos que le corresponden y es enfundado en su toalla con premura. No obstante el hijo de ENTUSIASMO anda algo despistado. No encuentra sus zapatitos. El monitor se está poniendo nervioso. Entonces ENTUSIASMO decide intervenir. Desde las gradas, donde estamos, le grita a su hijo: Pablito, escúchame. Trata de señalarle el lugar donde están los zapatitos. El pequeño ENTUSIASMO no hace puto caso. Hay mucho barullo en la piscina. No oye a su padre. De repente, ENTUSIASMO cambia de idioma. Pablito, grita ENTUSIASMO, Pablito, listen to me. Nada, el inglés no surte efecto. No obstante el tipo insiste: Pablito, listen to me. The shoes are there. El infante ha escuchado las indicaciones de su padre en una lengua extranjera. Bajamos a por nuestros hijos. El tipo se despide. Adiós, te dice. Bye, le contestas. No vas a ser menos.


4 comentarios:

  1. Episodios como el que relatas en A he vivido alguno con una impotencia difícil de describir más cuando sé que por desgracia y generalizando un poco, que la mayoría de las personas enroladas sobretodo en los últimos años en los cuerpos de seguridad del estado son las que no sabían qué hacer con su vida o no querían complicarse la vida aprendiendo un oficio o estudiando. Sólo miraban lo que el puesto les ofrecía: sueldo fijo para toda la vida y algo de autoridad. Eso ha llevado a que un alto porcentaje de los policías y guardia civiles que supuestamente velan por la seguridad de todos sean auténticos imbéciles sin dos dedos de frente, pensando en cómo se lo van a pasar durante el día libre jugando a la play o yendo de putas por la noche.

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  2. Por cierto, siempre me ha gustado Hockney, mucho menos conocido que Warhol, pero mucho más interesante. Me fascina su forma de pintar los árboles en sus obras.

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  3. la importancia de Warhol es indiscutible, cefi; no solamente para el mundo del arte, sino como figura del mundo de la cultura, en general; te puede interesar más David Hockney, por supuesto, pero no es comparable

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  4. ...y además Warhol era albino y llamaba fábrica a sus botiguerías...

    Me gusta como dejas ver que Entusiasmo es un capullo, y me gusta que seas adusto y huraño, sarcástico con él.

    El que decide hacerse policía, como el que decide dedicarse profesionalmente a la política..., no son decisiones inocuas ni inocentes, por algo serán. Si no se les podría exigir a los polis que hiceran un juramento para recordarles que está al servicio del ciudadano y no para su represión, pero sería una ingenuidad ese juramento a lo hipocrático...

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