Mis padres nos han regalado una cafetera. De esas que funcionan con unas capsulitas que venden en los supermercados. Es roja, como Rayo McQueen. Antes yo solía bromear con D. (superfán del famoso coche de carreras de animación) diciendo que Rayo McQueen es una cafetera. El tipo se enfadaba conmigo y pataleaba. Ya tenemos nuestra cafetera Rayo McQueen en casa, funcionando a toda máquina. Uno puede ponerse ciego de café en un periquete. Colocas la capsulita, le das a la palanca y te sale cremosito y caliente. Todo un adelanto, vamos. La prueba de que los avances técnicos implican atrasos de otro tipo. Me estoy ahorrando la pasta, es cierto. Cada capsulita sale a unos cuarenta céntimos, mientras que el café en la calle vale de un euro a uno con veinte, dependiendo del sitio. Ahora desayuno en casa, mucho más cómodo. Comodidad y ahorro son el saldo de la tecnología. Pero ya no salgo a la calle a tomarme mis cafés, ya no me recorro esos bares cutres de los alrededores, ya no pido, indolente, mi del tiempo, matinal, aromático, sublime; no alzo el dedo y digo: otro, y no lo vuelvo a alzar, diciendo: otro más; y ya no digo: disculpe, cuánto le debo, mirando alrededor, como si en algo cambiara mi lacónico idioma la tranquilidad de los desaparecidos bares, vacíos de viejos que se miran sin hablarse. A mí todo eso me gustaba. Pero sería tonto si pagase ahora el doble por la misma consumición. Podré hacerlo de vez en cuando; no obstante ya como deporte. Se habrá perdido algo de manera irremisible, por culpa de un adelanto.
Se le pilla el gusto a todo, oye. A desayunar en casa también. Y se olvida uno pronto también de los pequeños vicios. Como desayunar fuera. Yo lo dejé por la crisis. Por ahorro. Incluso llegué a decir: Pero que tonto era. Mira que desayunar fuera pudiéndolo hacer en casa y gratis.
ResponderEliminarte han vendido lo que venden: alumino (la capsulita) no café, y ser cómo george clooney (donde esté una cafetera francesa de émbolo y el café recién molido desede el grano...)
ResponderEliminaraluminio
ResponderEliminarno es ésa exactamente, la de Clooney, cuyas capsulitas no se encuentran en los supermercados, sino otra, una que imita el sistema pero es más barata y, supongo, más mala; estoy de acuerdo, lans, lo que ocurre es que las cafeteras tradicionales, de émbolo, no las manejo bien; me sale una mierda de café, cuando me sale, se me estropea el filtro cada dos por tres, un desastre
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