jueves, 27 de octubre de 2011



Al fin he visto en directo a Bonnie Prince Billy. Apareció de pronto por el lado derecho del escenario de la sala de conciertos, entre el público, cuando aún estaba actuando el telonero. Cabezota calva bajo una luz cenital, gran bigote nietzscheano. Todos los modernos asombrados. (Había proliferación de gafapastas, barbas cuidadosamente desaliñadas; o el preceptivo bigotito que se lleva ahora, conmemorativo de los felices días de la Transición, o lo que sea.) Es él, sí.

Salió al escenario de traje y con los ojos perfilados; evidenciando una particular noción del espectáculo. Teatral, muy teatral. Parecía meterse en la piel de un personaje en cada tonadilla. Una guapa le hacía los coros y a mí se me iba la vista a las grandes y bonitas tetas (de la guapa); tratando de disimular para no herir el orgullo de mi mujer. (Me permití, no obstante, bromear "machistamente" sobre el tema.) (Pero qué tetas, las de la guapa, y qué bueno el concierto.)

El tipo, Will Oldham, Bonnie Prince Billy, sabe elevar la emoción a su antojo. Como si fuese capaz de tocarnos alguna tecla interior y manipularnos de ese modo por dentro: ahora la emoción sube, casi hasta la lagrimita, ahora descansa, baja, reímos con el cantante. Qué bueno para nosotros (S. y yo) recuperar este tipo de rituales. El concierto de anoche pareció, en efecto, una especie de celebración; trascendente unas veces y catártica otras. Faltó muy poco para que yo rompiese a llorar cuando Will Oldham (Bonnie Billy) se ensimismó, bajó la mirada, cerró los ojos y entonó: I see a darkness; con esa voz desnuda y frágil con la que me ha acariciado tantas veces los oídos.

Fue primitivo, atávico, divertido y salvaje.

Cuando acabó el concierto, mientras el cantante desmontaba los instrumentos, nos acercamos a darle la mano y expresarle gratitud.

Al fin y al cabo ha sido nuestro chamán durante mucho tiempo. Y tal vez lo siga siendo mucho más.

3 comentarios:

  1. A mí lo único que me echa para atrás es esa "teatralidad" manifiesta. Me cuesta creérmelo aunque en el fondo me gusta cómo interpreta los temas.
    PD: Esto ya empieza a parecer ese querido diario.

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  2. no le digas eso que se nos deprime

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  3. no creo que llegue a los niveles de impudicia de antes;

    saludos

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