jueves, 8 de septiembre de 2011

El moderador luce poderoso tinte de pelo. El resto usa gomina al viejo estilo falangista. Las corbatas mandan. Aires de peligrosa autosuficiencia. Como si el resto estuviese empañado de insignificancia y nadería. Avasallar al telespectador; creerlo tonto y al dictado.

Se habla de la anunciada huelga de profesores de secundaria. El secretario general del Partido Popular de Madrid, perfectamente camuflado en la televisiva horda fachendosa, dice estar convencido de que una mayoría de profesores no desea ir a la huelga, que es cosa de los sindicatos y los partidos de izquierda, que en general los profesores están de acuerdo en dar un par de horas de clase más a la semana. El tipo dice que los profesores son como los médicos: sienten vocación por su trabajo, ergo no les tiene que importar trabajar un poco más si así lo exigen las administraciones, los recortes presupuestarios y la crisis económica.

Las administraciones públicas no están para crear empleo, no es su función, dice el secretario general del Partido Popular de Madrid. En las administraciones públicas, dice, sobran trabajadores. Luego viene otro tipo que dice que los colegios concertados funcionan mejor que los institutos públicos. A los profesores de los institutos públicos solamente se les exige, dice ese otro, un aumento de la productividad.

4 comentarios:

  1. En realidad lo que no hacen falta son tantos políticos; ahí sí que hay un manantial de ahorro. A ver: ¿con cuántos diputados se puede apañar la Comunidad valenciana o la madrileña, ¿con la mitad? pues hala el resto. Sigo: ¿Sirve para algo el Senado? No, verdad, pues hala nos apañamos con una sola cámara baja, etc.,etc., y los políticos salen muchísmo más caros que los funcionarios: coches oficiales, despachos, móviles, tarjetas de gastos, viajes...

    Con menos médicos o menos profesores por ratio (población) estamos peor atendidos, pero con menos cargos públicos (y tantos a dedo) yo creo que estaríamos mejor; sólo con suprimir el senado nos ahorramos lo suficiente como para pagar la asistencia domiciliari a nuestros viejos, por ejemplo.

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  2. Pla decía que no hay nada que hacer en ese sentido; la oligarquía es el fin último de los que se dedican a hacer política

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  3. Yo no voy tan lejos como Pla, que era un genial cínico conservador; simplemente me limito con una ingenuidad algo impostada, que donde más se puede ahorrar es en los polícos, y apenas notaríamos su ausencia disminuida, creo yo

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  4. pero su querencia por la oligarquía les impide renunciar a nada, es imposible

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