sábado, 1 de octubre de 2011

He andado muchos caminos
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares
y atracado en cien riberas.

En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra.

Y pedantones al paño
que miran, callan y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.

Mala gente que camina
y va apestando la tierra...

Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.

Nunca, si llegan a un sitio
preguntan a donde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja.

Y no conocen la prisa
ni aún en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino,
donde no hay vino, agua fresca.

Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y un día como tantos,
descansan bajo la tierra.


Yo a Damon and Naomi los he vuelto a descubrir. Me gusta poco de la música actual. Es para mí inevitable. No puedo hacer que me gusten las cosas. Damon and Naomi han conservado cierta esencia o cierta pureza. Damon ha encanecido. Naomi no ha cambiado mucho; sigue bellísima. Se han orientado hacia el folk. No obstante no tienen mucho que ver con el folk actual. Hay artistas que absorben lo nuevo. Otros, como Damon and Naomi, permanecen fieles a sí mismos. Suelo preferir a estos últimos.
A mi hijo de tres años
le gusta How I Got Over,
una tonadilla
del grupo de hip hop
The Roots. A mí también
me gusta.

No obstante
la hemos escuchado
ya tantas veces
que esa tonadilla
se ha trasformado.
Es otra cosa.

La ponemos en el coche
cuando lo llevo
por la mañana
al colegio.

Mi hijo
quiere escucharla
una y otra vez.
No se cansa.
Quiero que pongas
Awachuwí awachuwó,
me dice.

Awachuwí awachuwó
es How I Got Over.


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