sábado, 5 de septiembre de 2015







Dimitrov es un calco de Federer; pero no despega. Al contrario, Federer ahí sigue, con sus treinta y cuatro años a rastras, aupado en el número dos. Ahora Federer parece haber innovado. Ha mutado en un jugador aún más agresivo, como McEnroe. Los comentaristas deportivos dicen que Federer se ha inventado una jugada suicida, con la que consiguió desconcertar, inclusive, a un jugador al que no conseguía ganar en los últimos tiempos, Djokovic. Cuando el contrario comienza el movimiento del saque (generalmente el segundo saque), Federer comienza a adelantarse hacia la red. De manera que Federer empala el saque del contrario casi en un botepronto. De este modo se acorta el tiempo de reacción del contrario y así puede culminar la jugada de ataque con mayores garantías de éxito. No es nuevo; esto ya lo hacía el propio McEnroe; aunque en una época en la que el juego del tenis era mucho más lento.

Hay quien dice (el propio Rafael Nadal; el gran rival de Federer de antaño) que Federer no va a poder hacer esto mucho tiempo. Ya resulta casi milagroso que lo esté haciendo a sus treinta y cuatro años; pues la edad, como todo el mundo sabe, merma la capacidad de reaccionar a tiempo, los reflejos. Hay comentaristas deportivos que alegan que esta jugada supone una falta de respeto hacia el rival, una chulería de jugador sobrado. Con esta forma de adelantarse hacia la red cuando el contrario ni siquiera ha puesto la bola en juego Federer parece decir, según algunos comentaristas deportivos, que no teme al servicio del rival. Algunos comentaristas deportivos han preguntado a algunos jugadores que han sufrido esta jugada de Federer si les parece una falta de respeto; y todos han contestado que no se sienten ofendidos, sobre todo porque Federer se atreve a ensayarla, inclusive, con el número uno del mundo.

Nadal es el contrario natural de Federer. Su rivalidad ya es legendaria. Como Nadal ahora suele perder en las primeras rondas, hace tiempo que no se encuentra con Federer en una competición oficial. No sabemos cómo reaccionaría Nadal ante la nueva jugada de Federer.

Federer ha tenido varios entrenadores en su ya larga carrera. Inclusive, se ha pasado largas temporadas sin entrenador. En esto también se parece a McEnroe. En estos momentos, Federer está siendo entrenado por Stefan Edberg (un gran tenista que no llegó a ganar lo que debería). Los comentaristas deportivos dicen que Edberg es el impulsor de esta nueva jugada de ataque de Federer.

El requerimiento del Federer actual es acortar los partidos. Solamente así puede aguantar las exigencias físicas del tenis profesional a la edad que tiene. Probablemente ahí resida a su vez la clave del deterioro tenístico del Nadal actual. Nadal juega a la contra, varios metros por detrás de la línea de fondo, esperando el error del rival. Así no hay manera de acortar los partidos. De ese modo Nadal se obliga a correr mucho más que el rival. Lo que no le suponía un problema cuando tenía veintidos o veintitrés años y era el jugador más en forma del circuito.

Recuerdo que a mí me exasperaba la manera de ganar de Nadal. Esa manera suya de imponer su poderío físico. Esa chulería suya de atleta sobrado de piernas que parecía decirle a sus contrarios: Hagáis lo que hagáis yo voy a poder contestaros. Con este mismo esquema de juego Björn Borg se retiró a los veintiséis años. Borg se cansó de ser Borg, de su ténis mecánico, de sus exigencias de atleta. Nadal ha tardado tres años más en cansarse de ser Nadal. Aunque, al contrario que Borg, Nadal se niega de momento a retirarse.

El contrario natural de Borg era McEnroe. De McEnroe se decía en su momento que entrenaba poco el físico, que salía mucho por las noches y parecía despreciar el aspecto físico del juego. McEnroe suplía sus escasas cualidades atléticas con talento e inspiración. Las cualidades de un auténtico genio. McEnroe desbordaba a sus rivales a golpe de muñeca; colocando la bola donde nadie esperaba.

Edberg no era tan genial como McEnroe. Edberg era un jugador mucho más estratégico, más cerebral. Recuerdo una entrevista en la que Edberg expuso abiertamente su máxima: en una pista de tenis su preocupación era construir una jugada para ganar el punto. De Vilas o Wilander (jugadores en la línea de Borg) se decía lo contrario: su juego se basaba en impedirle al rival que ganase el punto, en contrarrestar cualquier jugada de ataque.

McEnroe (que es ahora un comentarista deportivo) dice que Nadal debería cambiar de entrenador. Nadal conserva el mismo entrenador que cuando era niño. En esto también se parece a Borg. Lennart Bergelin y Toni Nadal cogieron a sus pupilos cuando solamente eran unos niños y los llevaron de la mano hasta la cima del tenis; a fuerza de rigor y mentalización. Borg y Nadal maduraron deportivamente muy pronto. Ambos han sido deportistas sobreprotegidos por su entorno. Borg ganó menos veces en Roland Garros y Nadal, de momento, ha sido menos tiempo el número uno del mundo.

A los veintiséis años Borg se escapó de Lennart Bergelin y cayó en los brazos de su primera mujer. Recuerdo una foto en una revista del corazón en la que se le veía bailando en una discoteca con Mariana Simionescu, una extenista algo mayor que él y que pronto se convertiría en su primera mujer. Parecía feliz. Luego se cansó de ser Borg y se retiró prematuramente. Y luego su vida comenzó a ser un desastre, como torpe playboy y fracasado hombre de negocios. Nunca logró emular a su viejo colega René Lacoste sacando una marca de ropa cara con su entonces popular nombre.

Rafa Nadal lo tiene un poco más difícil para escapar de su entrenador, pues se trata del hermano de su propio padre. Además, ¿cómo alterar, a sus veintinueve años, un esquema tan preciso, tan rígido y disciplinado, y, también, tan cerrado? ¿Cómo oxigenar, a estas alturas, un entorno tenístico y vital tan interconectado (esa novia, Xisca Perelló, tan puesta ahí como a propósito, para evitar tal vez el síndrome Mariana Simionescu)?

En el extremo contrario, los McEnroe, Edberg, Becker, Sampras (o el propio Federer) maduraron como tenistas mucho más tarde. Llegaron a sus cimas tenísticas cumplidos los veintidós o veintitrés años. Lo que les permitió tal vez llevar una vida personal mucho más normal, menos vinculada a su actividad deportiva.

Grigor Dimitrov ya tiene veinticuatro años y aún no ha despegado. Para lograrlo, probablemente su tenis debería dejar de ser tan mimético con el de Federer. Federer recogió el testigo de Sampras; pero pronto equilibró el afilado estilo del norteamericano en un sentido distinto. Recuerdo un partido de Wimbledon que significó un punto de inflexión en la carrera de Federer, ganando a Sampras en cinco sets. Federer reafirmó así su estilo, por encima de quien le había servido de modelo.

4 comentarios:

  1. Nada que oponer a tu relato, además sabes más de tenis que yo. Yo he admirado siempre más el tesón, el empecinamiento de Nadal que el talento aparentemente fácil de Federer, mi manía de "ir" con el débil voluntarioso frente al genio casi inato, y si me hubieran preguntado hace años diría que por eso el primero estaba destinado a durar más, sin embargo, parece que es justo al contrario, el desgaste físico está haciendo mella en aquel, mientras que Federer sigue...

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    1. puedes mirarlo de otra forma: Nadal no era el "débil"... probablemente se trate del mejor atleta que ha dado el deporte del tenis, junto con Borg

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    2. Sí, claro, si se entiende por atleta la potencia y resistencia física y no la habilidad

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