miércoles, 17 de junio de 2015

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Esperanza Aguirre, por su parte, comienza a tener relaciones íntimas con un fauno. Toma café con un grupo de hadas, que le cantan nanas. Mientras un ogro enorme con cierto parecido a Rita Barberá arrulla a su perrito Pecas.

No es un ogro, sino la mismísima Rita Barberá disfrazada de tirolesa. Y no acaricia al perrito, sino que trata de estrangularlo y comérselo. Rita repite, como un mantra: La oligarquía está cambiando de maaanos.

Rita Barberá se ha visto obligada a dimitir de su concejalía en el ayuntamiento de Valencia. Después de perder la alcaldía, no puede asumir el hecho de tener que subir en el mismo ascensor que el resto de concejales. Rita Barberá lleva décadas usando un ascensor exclusivo. La última vez que Rita se sube a ese ascensor modernista que cree suyo, se baja las bragas y deja una discreta meada, para el que venga después.

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