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Seis o siete años antes. Agapito Cifuentes trata de convencer a Tomás Lagarto para que le acompañe en una cacería multitudinaria en un coto extremeño. Irá gente importante. Dicen que, inclusive, el mismísimo rey Juan Carlos está dispuesto a ir.

Tomás Lagarto va a cazar, a pesar de que nunca le han gustado estas chorradas. El rey Juan Carlos, finalmente, no irá a cazar con ellos. Pero sí gente importante del mundo de la empresa. Y gente importante del partido.

Serafín Castellano asiste al evento con su sofisticadísima indumentaria de caza y un muñequito de peluche desmembrado. Agapito Cifuentes puede escuchar a Serafín Castellano hablando con su muñequito. Explicándole al muñequito sus maniobras de caza. Y, finalmente, ofreciéndole al muñequito la pequeña perdíz que ha matado.

Tomás Lagarto se dispara accidentalmente en un pie.