miércoles, 6 de mayo de 2015

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Una semana y tres días después, de buena mañana. José Ignacio Wert ha cogido el palo de una escoba y se lo ha metido por el culo. Hace equilibrios con el palo metido, en vertical, de modo que el intestino grueso se estira ajustándose al palo mientras José Ignacio Wert parece levitar. Se trata de una nueva técnica de yoga. Según los más recientes estudios, esta técnica es harto beneficiosa para el tránsito intestinal. Algunos la han calificado como yoga de vanguardia. Tal vez por ese motivo, José Ignacio Wert la practica insistentemente, metiéndose cada mañana por el culo el palo de una escoba debidamente desinfectado. El peligro, según los estudios vanguardistas, es que se desprenda alguna astilla de madera y quede incrustada en el intestino grueso. Cuando esto sucede, cuando a José Ignacio Wert se le queda un trocito de madera clavado en el culo después de esta práctica gratuita, sale de casa con la firme convicción de joderle la vida a alguien.

Esta mañana sucedió eso mismo. José Ignacio Wert levitaba haciendo equilibrios con un palo metido en el culo. Ay, dijo de súbito José Ignacio Wert. Pensó entonces que acababa de tener una gran idea. Legislar para que los infantes de las guarderías tuvieran que pasar también una reválida.

Se lo contó a su secretaría. Son muy pequeños, le dijo la secretaria, ¿qué les vas a pedir?

Y dijo José Ignacio Wert: Si les pegas un gomet azul sobre la frente y sonríen, son aptos; si lloran, no son aptos. Al contrario, si les pegas un gomet rojo sobre la frente y sonríen, no son aptos; si con el gomet rojo lloran, son aptos.

Se te van a sublevar, José Ignacio, dijo la secretaria.

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