jueves, 7 de agosto de 2014

No sé si la separación de clases es exacta y puede ser nunca definitiva. Pero hay en todo el mundo gente que compone la capa cada vez más numerosa de las sociedades. Se les llama "clase media", "pequeña burguesía". Todos los vicios de que pueden despojarse las demás clases están recogidos en ella. No hay nada más despreciable, más inútil. Y cuando a su condición de pequeños burgueses agregan la de "intelectuales": merecen ser barridos sin juicio previo. Desde cualquier punto de vista, búsquese el fin que se busque, acabar con ellos sería una tarea de desinfección. En pocas semanas aprendí a odiarlos; ya no me preocupan, pero a veces veo casualmente sus nombres en los diarios, al pie de largas parrafadas imbéciles y mentirosas y el viejo odio se remueve y crece. Y ellos continúan avanzando, sin saber, atravesando el vino de la primera misa, la lucha por el pan de cada día, la ignorancia y la necesidad. Avanzan alegres, distraídos, pocas veces dudando; tan inocentes, relajados o tiesos, hacia el hoyo común y la última palabra. Tan seguros, comunes, callados, recitadores, imbéciles.





El hoyo los está esperando sin verdadera esperanza ni interés. Ellos caminan divertidos; unos se apoyan en otros; algunos siguen solitarios, discuten planes y hablan del futuro y del futuro de sus hijos y de las pequeñas y grandes revoluciones que sostienen en libros clavados en las axilas. Alguno mueve los brazos mientras divaga sobre recuerdos de amantes y flores mustias que llevan el mismo nombre.

4 comentarios:

  1. No conocía este texto tan desolador y terrible, ¿es de una entrevista o de alguna otra cosa del tremendo encamado?

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  2. Nunca se debe barrer a nadie sin juicio previo (los juicios sumarísimos siempre me aterrorizaron), hasta ahí podíamos llegar, D. Carlos. Él estaba enfermo, metido en la cama en Madrid y pareciera lógica su rabia, pero... He vivido con un enfermo 20 años y hay que joderse con las culpas que te acarrea la cosa y menos mal que anduve cinco años con los psicoanalistas y de algo me enteré, para bien y para complicarse, no más, sobre todo para sublimar.

    Cariños

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    1. Valeria, Onetti era un amargado, que no tanto un pesimista. Conozco pesimistas (optimistas bien informados) que no creen en exceso en los seres humanos pero son relativamente felices. Mira por donde El Pozo lo tengo casi totalmente olvidado, no tanto El Astillero.

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  3. el primer fragmento es de "El pozo" y el segundo de "Dejemos hablar al viento", aunque parecen correlativos

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