
Su esposa.
Durante cuarenta años su modelo.
La pintó una y otra vez. El desnudo
de su último cuadro, es el mismo desnudo joven
del primer cuadro. Su esposa.
La recordaba joven. El tiempo
en que ella era joven. Su esposa en la bañera,
en el tocador, frente al espejo. Sin ropa.
Su esposa cubriéndose con las manos
los pechos firmes, mirando hacia el jardín,
donde los rayos del sol derraman
tibieza y color.
Todas las especies vivientes floreciendo.
Ella joven y temerosa y prodigiosamente deseable
en su desnudez. Cuando ella murió,
él continuó pintando un poco más.
Algunos paisajes. Luego, el pintor murió.
Lo enterraron junto a ella,
su joven esposa.
Cayó su esposa, tal vez por la época. Una vez fui modelo y acabé aburrida, lo siento por el maestro, quería vivir, y va como va, a trancas y barrancas.
ResponderEliminarEs lo que hay, chiquet.
Me estás haciendo conocer a un Carver poeta que no me desagrada.
ResponderEliminarBonnard siempre me ha parecido un poco tosco, pero en la National Gallery y sobre todo en The Courtauld Gallery de Londres tienen unos Bonnard muy bonitos.
Se me olvidó ponerte este enlace:
ResponderEliminarhttp://www.courtauld.ac.uk/gallery/index.shtml
a mí Bonnard más que tosco me parece excesivamente ornamental... es decir, sus cuadros suelen tener demasiadas pinceladitas que no tienen ningún sentido que no sea embellecer o decorar, pero tosco no me lo parece
ResponderEliminargracias por el enlace, un saludo
vale, pues tosco como la cerámica de Manises, no 'primitivo'
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