sábado, 28 de junio de 2014

A menudo un poeta se acusa y se calumnia,
exagera, por amor, su propio desamor,
exagera, para castigarse, su propia ingenuidad,
es puritano y tierno, duro y alejandrino.
Es incluso demasiado agudo en los análisis de los signos
de las herencias, de las supervivencias:
tiene también un pudor excesivo en concederles
algo a la razón y a la esperanza.
Pues bien, ¡ay de él! ¡No hay un instante
de vacilación: basta con mencionarlo!



1 comentario:

  1. P. Paolo: voy a seguir tu consejo y hacer que no sea tan excesivo el pudor sin que llegue a faltar.
    Que tu niño coma facilmente y no te tenga tan preocupado.

    Cariños

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