jueves, 27 de febrero de 2014




Somos pues como troncos de árboles en la nieve. En apariencia yacen apoyados en la superficie, y bastaría un leve empujón para poder apartarlos. No, no se puede, pues están sujetos firmemente al suelo. Aunque cuidado, también esto es sólo aparente.

3 comentarios:

  1. Ya no me compro todos los libros de los que me encapricho, como este de Kafka-Crumb, dos de mis adorados, pero me entran unas ganas...

    ResponderEliminar
  2. es un poco caro, pero vale la pena...

    de todos modos, el que yo estoy leyendo es "En la calle del alquimista", o releyéndolo, pues el contenido aparece casi al completo en otras recopilaciones de relatos de Kafka que ya he leído... me lo han regalado y me está gustando reencontrarme con un autor que para mí es básico... curiosamente, en este libro no me parece un escritor tan asfixiante y metafísico, sino mucho más descriptivo y observador

    ResponderEliminar
  3. Está muy bien que hayas descubierto a ese Kafka descriptivo. Esta muy bien. Kafka es persistentemente mal entendido, sobre todo por los que van de intelectuales (semi cultos). La culpa quizás la tenga el adjetivo kafkiano que todo dios lo usa, normalmente mal. ¿Metafísico, simbólico? Kafka es –además de maravilloso y esencial- sobre todo metafórico, como dice un amigo mío. Y claro, por eso también es símbolo, alegoría, parábola y mito: metafísico. El castillo no es el poder, sino la omnipotencia, El proceso no es la ley, sino El Mandamiento, La colonia penitenciaria no es el castigo (para eso ya está Dostoievski), sino la condena eterna, y en La metamorfosis, padre no es padre sino Dios. Contra lo que algunos creen a lo metafísico no le sobra ni le estorba lo descriptivo

    ResponderEliminar

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.