domingo, 2 de febrero de 2014




Chirbes recuerda cuando se fue a trabajar a Marruecos en 1977 y cómo al volver no reconocía a sus jóvenes amigos, que habían dejado de cantar a Llach y andaban enredados con el terror en el hipermercado y la movida madrileña. "Era la vertiente cultural del '¡Enriqueceos!', pintores y músicos que cobraban un dineral de los ayuntamientos", explica el escritor.

Chirbes desconfía de las redes sociales. No le gusta su clamor desde el anonimato y la cobardía. "Para mí son como esas 'tricoteuses' de la revolución francesa, que esperaban ver qué cabeza caía de la guillotina para celebrarlo". La comparación hizo fortuna y la palabra "tricoteuse", hasta ahora patrimonio de los historiadores, ha estado muy presente en el discurso de los enemigos de las redes sociales.

3 comentarios:

  1. Un pedazo de escritor, un hombre cabalmente de izquierdas

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  2. Es de los pocos escritores que he tenido ocasión de conocer (iba a decir "placer de conocer", pero, la verdad, no creo que conocer a un escritor de placer) en persona y el tío me cayó cojonudo. Un tío completamente normal en el país de la impostura. Cuando he tratado de ponerme a lee algo suyo, me ha resultado un poco espeso, tengo que confesarlo. De todas las maneras a Carpetovetolandía le hacen falta Chirbes. Por un tubo. ;-)

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    1. Fue mi amabílisimo y esporádico jefe, cuando él era Director de la revista Sobremesa, que se repartía entre socíos de un club de vinos, y me encargaba artículos con fotitos y los pagaban además muy bien. En efecto, un tipo encantador

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