domingo, 15 de diciembre de 2013




Origen, de Christopher Nolan, es una fantasía matrixiana que no me gusta nada. Se hace mucho eso de ser reflexivo con las realidades paralelas y las metáforas de internet.

Pero en Origen se dice algo sobre la creación de mundos ficticios que sí me interesa.

En Origen hay gente que se introduce en los sueños de otra gente (la vida es sueño, y los sueños, sueños son). Pero para que esto suceda hace falta un equipo de gente, una técnica y un aparataje (uno cree que Nolan pretende reflexionar, al fin y al cabo, sobre el cine). Entre los miembros de ese equipo tiene que haber un "arquitecto de sueños", alguien que construya los escenarios en los que el sueño ha de transcurrir. (Siempre se trata de un "sueño compartido"; algo que a su vez hace referencia al cine.)

En la película, uno de esos "arquitectos de sueños" dice que, para que su trabajo sea conveniente, no se debe recurrir a la experiencia propia, a los lugares en los que uno ha estado; pues se corre el peligro de confundir la realidad con lo soñado. (Uno cree que estos "arquitectos" serían, para Nolan, en definitiva, los guionistas del cine; aquellos que "inventan" la base de lo que luego será una película, esto es, un "sueño compartido".)

El "arquitecto de sueños" sigue hablando. Dice que es inevitable recurrir a la experiencia propia; pero es preciso limitarla a los "detalles" del sueño: la forma de una farola o el verdor de un paisaje. Nunca tratar de reproducir por completo lo que uno ha vivido.

Al escuchar esta teoría (me parece muy apropiada), se me ocurre pensar en la literatura proustiana. En cómo Marcel Proust "inventa" toda su literatura a partir de hechos vividos y escenarios en los que él estuvo. En cómo "inventa" lo que no sabe sobre personajes que conoció y en cómo obvia por completo algo tan importante como, por ejemplo, la existencia de su hermano. ¿Fue Marcel Proust un perturbado a causa de su "sueño" literario?

En Origen, además, hay una segunda vertiente. En la película, meterse en los sueños de otro puede tener dos funciones diferenciadas: extraer información o introducirla. Nolan nos sigue hablando aquí de las ficciones cinematográficas y literarias: o son descriptivas e intentan averiguar cómo vive la gente, o tratan de introducir ideas transformadoras, que cambien la vida de la gente.

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