martes, 10 de diciembre de 2013




En una sesión de evaluación,
en un instituto de secundaria cualquiera.
La turora de un grupo de primero
de ESO cuenta una anécdota.
Un alumno causa problemas en el centro.
La tutora llama por teléfono. Marca
uno de los números que figuran
en el expediente del alumno.
Nadie contesta. La tutora marca un segundo
número. Contesta un hombre.
Supuestamente el padre del alumno.
Dice el padre que no sabe nada
de "ese chico". Apenas lo ve.
Llame usted a su madre, que ella tiene la custodia.
Yo no quiero saber nada.

Otro alumno problemático.
Una bestia. Déspota. Maleducado.
Habla el psicólogo. Lo ha estado tratando.
El chico vive con los abuelos.
La madre no lo quiere con ella.
Del padre, ni se sabe.
El chico le cuenta al psicólogo
que el nuevo novio de su madre le trata mejor
que la propia madre.
No hay justicia en el mundo,
suele decirle el chico
al psicólogo.

Pobres chavales, exclama un profesor.

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