domingo, 12 de mayo de 2013




Yourcenar tiene una belleza fría. En algunas fotografías, inclusive, su belleza resulta estatuaria. En otras, su piel blanca y acartonada por la edad le da un aspecto vampiresco. Sin yo haberla leído mucho me atrevo a decir que estas cualidades están en su literatura, sobre todo en su prosa.

Yourcenar es una escritora analítica. Escribe para comprender, para abarcar. De manera que, aun hablando sobre ella misma, sobre su propia vida, la escritora se refugia en una distancia fría, escrutadora, pero antisentimental. El resultado tiene un extraño equilibrio, como de cosa inmanente o metafísica. Nada que ver con el delirio sentimental de Marcel Proust. Uno lee a Proust e imagina al escritor al borde de la neurastenia, enfermo y frágil, incapaz de estar-en-el-mundo. Proust sufre su soledad. Yourcenar, al contrario, la requiere.

Youcenar cauteriza el mundo. De pronto, las figuras se vuelven sombras y entre sombras se mueven, en ese claroscuro que hace eterno el clasicismo. Ya sé por qué no ha eclipsado Yourcenar a otros, en importancia. (Otros, como Proust o Musil, o Thomas Mann.) Yourcenar no entra necesariamente en la modernidad. Lo suyo es la sustancia pétrea del clasicismo, su equilibrio y su, digamos, objetividad.

Yourcenar no está dispuesta a ceder terreno a las deformidades subjetivas de la modernidad. Ocupa un puesto similar al del escultor Aristide Maillol, que aun en pleno siglo XX se permite obviar los avances formales de otros.

La utopia del clasicismo es el equilibrio de la objetividad. El clasicismo actúa como si la objetividad fuera posible. Por eso Yourcenar escribe sobre su vida como si ella no hubiese estado allí. Escribe sin emociones aparentes sobre lo visto y oído, como un testigo sin vida, sin opiniones.

6 comentarios:

  1. "La utopia del clasicismo es el equilibrio de la objetividad. El clasicismo actúa como si la objetividad fuera posible. "

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  2. yo creo que el siglo XX supone el triunfo definitivo de las subjetividades radicales (en las artes, digo, en la literatura, también); tal vez por ello ese siglo está lleno de manifestaciones histéricas y tal vez por ello personalidades como Marguerite Yourcenar, u otros, como Stefan Zweig, por ejemplo, renunciaron a los logros formales de este siglo, para no caer en su histeria (ambos fueron excelentes intérpretes de la Historia, según creo)

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    1. Ya...subjetividad radical moderna e histérica frente a clasicismo intemporal.

      Y también: la forma más segura de pasar de moda es estar de moda

      Y clásico es el que no pasa de moda

      Y más cosas

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  3. El posmodernismo dará al traste con todo y nos salvará, dijo uno.

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  4. Un artículo extarordinario. Que en unas pocas líneas aclara un montón de cosas que otros han pretendido explicar -infructuosamente- en tratados de tropecientas páginas. El clasícismo es dejar que el instinto se imponga a los demás factores a la hora de juzgar la belleza, y aún sabiendo que también la objetividad relativa, no se me ocurre nada mejor que esto para merecer ser catalogado como tal.

    Muy bien.

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  5. gracias, bluff, pero yo diría que el clasicismo tiene que ver más con lo racional que con el instinto; en todo caso, con la dominación racional de lo instintivo

    la postmodernidad, Cefi, lo que hace es tomar el aspecto superficial de las cosas y hacer un revoltijo con ello, sin preocuparse por incurrir en contradicciones; el postmoderno se cree que copiar perfiles griegos le hace ser clásico; digamos que el postmoderno no tiene capacidad de análisis o, si la tiene, no busca para nada sacar conclusiones, no le interesa relacionar de manera coherente la forma con el contenido

    saludos

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