miércoles, 22 de mayo de 2013




Félix de Azúa parece haberse liberado. Es capaz de escribir cualquier cosa. Cualquier chorrada, con total desparpajo. Es un liberado ilustrado, refinado y un poco cursi. A veces, tiene gracia. Otras veces es un plasta insoportable. Pero lo que me gusta es que parece haber eliminado cualquier coartada literaria, cualquier artificio. Escribir como si uno hablara, o algo parecido. Sin la (supuesta) densidad que requiere la literatura. Escribir como si no te importara, sin filtros.

Me refiero a sus dos últimos libros: Autobiografía sin vida y Autobiografía de papel. Yo he leído críticas que atacan sus imprecisiones. Y qué más dará si no es riguroso. Ahora escribe sin ataduras, sin (aparente) ambición. (Aunque declara escribir de ese modo para seguir haciendo literatura.)

El problema de este experimento, que vamos a llamar "el experimento Azúa", es que cuando uno se libera sale sin remediarlo el gilipollas que uno lleva dentro. Nos suele pasar a los tímidos cuando creemos haber encontrado un foro en el que poder explayarnos. Nos ponemos a hablar de bobadas y la gente se pone a pensar que calladitos estamos más guapos.

Yo hace tiempo leí una novela de Félix de Azúa. No recuerdo el título. Iba de pijos catalanes que veraneaban en Cadaqués. Creo que la leí por si salía Duchamp. No recuerdo si salía Duchamp.

Aquello era una novela novela. Una cosa de ficción. Lo que el tipo escribe ahora es otra cosa. Dice que es autobiografía, pero sin entrar en intimidades. Habla de los libros que ha leído y de los que ha escrito. De arte, del fin del arte. Sus gustos no son muy originales; por lo que pretende, digamos, hacer un retrato generacional. Hay una lectura con la que estoy de acuerdo: Azúa parece describir un cierto deterioro cultural. El arte, tal y como lo hemos conocido hasta ahora, parece evidente que ha desaparecido casi por completo. Lo mismo pasa con los principales géneros literarios (poesía, novela): se extinguen, desaparecen. Autobiografía sin vida y Autobiografía de papel presentan un recorrido paralelo.

Al llegar a una conclusión tan pesimista (la cultura, tal y como la conocemos, se extingue, si no se ha extinguido ya), digo yo, no es raro que Félix de Azúa se haya liberado por completo. Ya nada hay que perder, ningún hito artístico está ya a nuestro alcance. Podemos decirlo repetidas veces. Y reírnos, como idiotas. Y en ésas está Félix de Azúa.

7 comentarios:

  1. Félix es amigo mío desde hace años, y puedo asegurar que manteniendo su brillantez ha perdido los papeles, no en este asunto de la cultura, o en el otro del catalanismo, sino en su propia actitud vital. A veces, raras veces, él mismo se da cuenta y se relaja y rebaja sus diatribas, pero pocas veces.

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  2. lo de su anticatalanismo es terrible; el tipo arguye que el gobierno catalán manipula la información en las escuelas y obliga a utilitzar determinada lengua... y utiliza esos argumentos para huir de Cataluña y largarse a vivir a Madrid, como si en la Comunidad de Madrid no hubiese manipulación ni talibanismo

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  3. Sobre lo del anticatalanismo, sobre todo lingüístico y cultural, debo decir que la diferencia es que los del otro 'bando', si me permites la expresión, son unos oportunistas (hablo de políticos profesionales) y Félix y otros como él unos paranoicos, que se retroalimentan mutuamente. De todas formas, por su lengua afilada a Félix le han terminado haciendo la vida imposible en Barcelona, y de ahí su mudanza al Madrid de los “tolerantes” liberales aguirristas. Los catalanistas profesionales son unos bicharracos y a mí no me vale eso de que él se lo ha buscado. A ver si uno no va a poder decir lo que sea, sobre todo, aunque esté equivocado , y más si lo dice con gracia.

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  4. si entendemos el problema de la lengua como una confrontación, aunque no debiera ser así, no me cabe duda de que la parte más débil, la parte que requiere un mayor apoyo institucional, es el catalán (de lo contrario ya estaríamos hablando de una lengua muerta, probablemente); tu amigo Félix, como catalán, debería tenerlo en cuenta...

    aquí en Valencia somos mucho más laxos con el tema; de manera que nuestro catalán, esto que algunos se empeñan en diferenciar llamándolo "valenciano", tiene un uso en los pueblos, y casi nada en la capital; cuando uno se acerca a la ventanilla de turno el aburrido funcionario que atiende habla en castellano, y casi nunca en valenciano; la alcaldesa y el president hacen sus discursos en castellano; tenemos directores de instituto que ni lo escriben ni lo hablan, y nadie dice nada; y blogueros como yo que prefieren la lengua fuerte, la invasora, la que durante el franquismo les reprimieron a nuestros padres y por eso nuestros padres, con toda la buena voluntad del mundo, nos reprimieron a nosotros (castración de la lengua materna, lo llaman)...

    el conflicto está muy vivo; y yo mismo albergo muchas contradicciones (algún día me gustaría ser totalmente bilingüe; lo soy en cuanto al valenciano hablado, pero lo escribo mal, con muchas incorrecciones)... pero me parece lo peor largarse para evitar la confrontación; vamos, estoy convenciado de que en Barcelona no hay ningún problema (otra cosa es que te dediques a tocar las narices a la gente, a provocarles)... y por otra parte, tienes a gente de fuera haciendo el esfuerzo de hablar el catalán (recuerdo una entrevista al francés Mathias Enard, residente en Barcelona, en la que el tipo utiliza un perfecto catalán); ¿tantos problemas tiene alguien que se ha criado allí?

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  5. Conozco, conozco el tema del 'valenciano' nótese las comillas escépticas), (aunque llamen 'bogamarí' al erizo de mar en Denia yel Marquesat) no olvides que he sido socio de un palangrero en Xàbia (ese sitio que los castellanos llaman Jávea). En Cataluña no existe -no debería existir- el problema, todo dios es bilingüe, -suerte para ellos, qué envidia-, pero sí existe el problema de las presiones culturales sobre ciertas formas de hacer cultureta por parte de los Mas y pulloles de turno, que son los que manejan las subvenciones.

    Tu argumento -tan repetido- en tu primer párrafo de la parte más debil,el catalán, lo que es es un débil argumento, si te paras a pensarlo un poco.

    Los idiomas y las lenguas se hicieron (es una forma de hablar) para entenderse no para separarse, para eso ya están las fronteras de los cojones

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  6. Y existe también el catalán que tomó unos barcos y se fue lejos. Soy hija de Catalanes de Barcelona que emigraron a Mexico en el 53. Yo tengo mi propio conflicto. Me encanta tu blog J.M, no me lo pierdo.

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