Beuys ya no es posible, resultaría ingenuo, probablemente; pero yo añoro su seriedad, esa cosa heroica que tenía, de búsqueda de lo esencial, lo atávico, de búsqueda de un sentido profundo de las cosas, pero profundo de verdad, no negro, no gótico, de la tierra, de los ancestros... añoro una figura como Beuys; Kippenberger, por ejemplo, es divertido, excesivo, pero ya es un incrédulo, no hay nada, no tiene sustancia... Beuys era un creyente, el último creyente
Beuys me gusta mucho, cuando es bueno 'casi' lo es tanto como mis pintores del paleolítico
ResponderEliminarBeuys ya no es posible, resultaría ingenuo, probablemente; pero yo añoro su seriedad, esa cosa heroica que tenía, de búsqueda de lo esencial, lo atávico, de búsqueda de un sentido profundo de las cosas, pero profundo de verdad, no negro, no gótico, de la tierra, de los ancestros... añoro una figura como Beuys; Kippenberger, por ejemplo, es divertido, excesivo, pero ya es un incrédulo, no hay nada, no tiene sustancia... Beuys era un creyente, el último creyente
ResponderEliminarme he acordado de BEuys al leer a Carlos Edmundo, curiosamente
ResponderEliminarsí, hay relación entre ambos, precisamente por esa seriedad algo naif
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